7. Arrullo de Estrellas

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Capítulo 7

Arrullo de estrellas

Honey Lemon

En línea

Hiro

Hiro

Hiro

Hiro

Hiro

Hiro

Hiro

Hiro

Hiro Hamada, sé que estás despierto!

Tu perfil dice que estas conectado!

Por la gloria de satán, Honey quién está despierto un sábado antes de las 10?!

Recuerdas que hoy toca desayunar juntos, verdad?

...

Claro! Por supuesto que me acuerdo!

Más te vale, pequeña mierda. En fin, te hablo para que invites a Miguel al desayuno!

Honey, para qué quieres que Miguel vaya?

Porque quiero conocer bien al tipo que hace babear a mi amigo

No me hace babear!

Además, no sé si quiera ir. Ayer terminó muy tarde su turno en el trabajo. Debe de estar cansado.

Uy, y tú cómo lo sabes? 😏

Me importa un bledo cómo le harás, secuéstralo, amárralo o lo que quieras, pero ese muchacho desayuna hoy con nosotros

No dejaras de joder, cierto?

Efectivamente.

Bien, hay lo llevo.

Hiro asentó su celular sobre la mesita de noche para poder restregar su cara contra la almohada, planteándose si levantarse de su cómoda cama para irse a arreglar o mandar a su amiga al carajo y así seguir durmiendo otro rato.

Lamentablemente su Pepe grillo fue más fuerte.

Esa pequeña cosa a la que llamaba conciencia no tardó en sacarlo de la cama, le obligó a bañarse y a vestirse apropiadamente, a tomar las llaves del auto y salir de su casa rumbo al departamento de Miguel.

En todo el trayecto solo se la pasó quejándose y mentar madre a todo aquél que le provocara. Ni siquiera le había avisado a su amigo que iba para allá, su plan consistía en llevarlo consigo aunque fuera a rastras. Si no lo llevaba al famoso desayuno, Honey Lemon se emputaría con él y buscaría por mar y tierra la oportunidad de conocerlo. Así que era mejor hacerlo de una vez.

Ha de admitir que le causaba un poco de miedo llevar a Miguel con ellos, no sabía a ciencia cierta qué era lo que quería conseguir Honey de él si está ya lo conocía. Tal vez solo fue en una ocasión y por muy poco tiempo pero no veía la necesidad de que se volvieran a encontrar.

Salvo que, bueno, en realidad si sabía para qué carajos quería ver a Miguel y le daría mucha vergüenza si a ella se le ocurría revelar las verdaderas razones para verlo.

Con una ligera pasada de bálsamo en sus labios resecos y arreglándose su mata de pelos, salió del auto una vez aparcado en la zona de dormitorios del campus. No tuvo ningún problema para llegar a la habitación de Miguel, su perfecta memoria selectiva le hizo recordar el camino de la vez que se embriago y terminó ahí. Sin pena ni gloria golpeo la puerta con una delicadeza digna de Hiro Hamada, olvidándose por completo que existen los celulares.

Chiquitita || Higuel (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now