4. Llamada de Emergencia

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Capítulo 4
Llamada de Emergencia

Pasaron las horas, pasaron los días e incluso pasó una semana y Hiro no volvió a ver a Miguel, aunque tampoco concordaron en volver a verse.

Después de que Hiro se embutió otro vaso de fruta y de que este comprara uno que otro recuerdito para su amiga, Miguel se despidió del genio excusándose de tener que ayudar en un par de presentaciones. Hiro se decepcionó por eso, le había agradado la compañía del músico y todavía quería disfrutar un poco más de su bonita sonrisa y de su graciosa plática.

Pero apenas se habían presentado formalmente, no podía exigirle que se quedará si solo eran un ligue accidental, una simple casualidad que les brindó una increíble plática.

Ambos se lamentaron por tener que decir adiós, no todos los días encuentras a una persona con quien tienes una rápida conexión y confianza. Lo único que obtuvo Hamada del moreno fue una coqueta sonrisa de despedida y un tierno beso en la mejilla, dejándolo de nuevo con las ganas de más y la sensación de bochorno en todo su rostro.

Fue un bonito y gracioso momento para el otro, uno en el que tal vez no siempre está en sus mentes pero que les dejó con una sensación agradable, un momento que les gustaría volver a sentir.

Sin embargo, como se había mencionado con anterioridad, Hiro no ha vuelto a ver a Miguel desde hace un semana. Simplemente volvió a su monótona rutina que solo le aburría, trabajando en proyectos que no le interesaban, platicando con gente a las que no les encuentra ni una pizca de gracia o haciendo mejoras para que Zuko pudiera encender la cafetera con solo pedirlo.

Simplemente seguir existiendo.

Y mientras se encontraba jugando con su celular en horario laboral, fue que volvió a cuestionarse si de verdad quería continuar con ese ritmo de vida, si de verdad no extrañaba explotar cosas en su laboratorio personal, o salir con sus antiguos amigos sin tener que inventar excusas a Honey para no verlos o visitar a su tía sin incomodarse por su nuevo esposo, o apreciar desde lo alto las luces de San Fransokyo mientras volaba junto con Baymax.

Oh, Baymax.

«Basta, Hamada. Deja de ponerte melancólico, que esas mierdas ya no van a volver», reprochó con fastidio a su lado emocional.

Dejó su celular sobre la mesa de trabajo y buscó algo con el cual pudiera entretenerse un rato, sin embargo no encontró algo que pudiera usar, todos sus pendientes los había acabado y solo se presentaba a la empresa porque no podía seguir fingiendo incapacidad, por lo que se encontraba atrapado en esa habitación sin nada interesante que hacer.

La vida de un adulto es tan aburrida.

Intentó por última vez buscar algo que él pudiera arreglar o inventar, pero nada llegaba a su mente, su enorme cerebro repleto de información valiosa no quería cooperar con sus responsabilidades y tampoco aportaba una mínima pizca de imaginación para desarrollar un nuevo prototipo o crear una idea para sí mismo. Estaba totalmente bloqueado y sin inspiración.

Quizás podría tomar su descanso de una vez; salir a tomar el aire contaminado de la ciudad, comer un postre de la cafetería que se encontraba cruzando la calle, despejarse y tratar de encontrar sus ganas de vivir.

—Zuko, si alguien me busca dile que estoy muerto—ordenó con simpleza, dirigiéndose a la puerta.

Entendido, Hiro. Diré que tuvo que salir de imprevisto.

—Gracias, linda.

Las miradas constantes de sus compañeros no detuvieron su plan de escape, tampoco es como si le importara tanto lo que dijeran de él, Hiro sabía que era un estupendo trabajador, el más joven de todos, mucho más preparado y con las habilidades necesarias como para ascender a un puesto mucho más elevado. Sería capaz de muchas cosas, si no fuera por el mero hecho de que no quería y no le apetecía, hace tiempo que dejó de aspirar a algo más que una vida tranquila.

Chiquitita || Higuel (EN EDICIÓN)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang