Cuando quedé en ropa interior, lo tomé de la mano y lo puse de pie. A esta altura la canción había cambiado, ahora escuchábamos Trading Place de Usher.

Bailaba a su alrededor, recorriendo su cuerpo, primero entrelazando mis manos en torno a su cintura, para luego acariciar su espalda. Lo abracé, apoyando mi pecho contra él, mi corazón latía tan rápido y fuerte, que pudo percibirlo.

-Siento latir tu corazón…- susurró.

-Eso es lo que provocas en mí- le contesté sellándolo con un suave beso en su dorso.

Continuamos así, por un instante, hasta que débilmente empezó a moverse.  Se soltó de mi agarre, para llevarme hacia él, me atrapó por detrás y acompañando mis movimientos, comenzamos a bailar. Pegó cada parte de su cuerpo al mío, rodeando con sus brazos mi cintura. Besó mi cuello, pasando de vez en vez su lengua a través de el.

Millones de corrientes eléctricas recorrían mi cuerpo cuando hacía eso. Mis rodillas comenzaron a temblar.

Él al notarlo, entrelazó nuestras manos.

Me di vuelta, para quedar frente a frente. Ahora elevé mis brazos depositando mis manos en su cuello y él, las suyas a la altura de mis caderas. Acaricié su cabello y luego cada parte de su rostro. Me detuve en sus labios, para acercarme más y besarlos.

Ahora era su turno de desprenderse  de las ropas. Se quitó rápidamente la polera, ansioso queriendo continuar. Lo detuve tomando su mano, quería hacerlo yo. Comprendiendo la indirecta, me dejo hacerlo, me hice cargo de la situación. Pasé mis manos por sus abdominales, sintiéndolos firmes a mi contacto, sin apuro, me deshice de su pantalón.

La lista de reproducción seguía corriendo.

Lo senté en una silla cercana. Me monté sobre él y a horcajadas  permanecí con mis movimientos.

Canté en su oído, muy despacio.

-… Y cuando al fin te tengo procuro moverme lento, porque no tocarte, no sería más que un tormento… Tú boca… Tú boca…

Lo sentía estremecerse debajo de mí.

Lo tomé por la nuca, tirando suavemente de su pelo, para que su boca quedara a mi disposición. Me adueñé de ella, devorándola como un delicioso manjar. Creí, inclusive, que solté, sin esperarlo, algunos gemidos contra su boca.

Cuando logré reunir algo de control para despegarme de él, me dirigí a la cama, esperando ansiosa, que me siguiera. Así fue, venía tras de mí.

Una vez ahí, despojó las pocas prendas que nos quedaban.

No podía pensar en nada, creía que se me acabaría el oxígeno en cualquier momento. Todo era urgente, como si continuar viviendo, dependiera de tocarnos.  Nuestros pulsos estaban enardecidos.

Pequeñas gotas empezaban a formarse en nuestras pieles, la intensidad de nuestro encuentro revelaba nuestros sentimientos, era una mezcla entre amor y deseo.

Hicimos el amor como nunca antes. Se sentía diferente, era más… libre. No teníamos nada más que esconder, sobre todo yo.

Nos besamos apasionadamente, sus grandes manos recorrían mi cuerpo, sin limitarse, llegando a los distintos rincones de el. El pudor entre nosotros no existía, por lo que nos entregamos por completo, el uno al otro.

Llegamos al éxtasis no una, ni dos, sino repetidas veces,  cuando pensábamos que no podíamos más, volvíamos a empezar. Nos necesitábamos y sentíamos que no podíamos parar. Eran un sinfín de sensaciones las que me embargaban y sin duda a Javier también. Pasamos desde la ternura a la pasión descontrolada. Incluso, por un momento, creí percibir un dejo de desesperación. Se podía apreciar en su mirada, en la urgencia de sus caricias, en la exigencia que depositaba en el encuentro. Si bien yo quería esto, incluso yo misma lo provoqué, llegó un punto en el que el ritmo se me hacía pesado y se lo hice saber.

-Javi, detente un momento, ¿ocurre algo?- Al mirarme a los ojos, pude notar un asomo de frustración- ¿Qué pasa mi amor?- Me preocupé.

Bajó su mirada- Yo… quiero que lo olvides- su voz expelía impotencia.  

Una contracción subió del estómago a mi garganta- ¡No! ¡No te tortures con eso ahora ni nunca!- le pedí turbada.

-Necesito ser el único hombre en tú vida, quiero que tú cuerpo me reconozca. Que si tu mente alguna vez duda, tu cuerpo se imponga y sepa que es mío y de nadie más. Quiero dejar impregnada tu piel con la mía y marcadas mis huellas como un mapa por donde pasen.

Ahora la contracción del principio se alojó definitivamente en mi garganta amenazando con convertirse en esa angustia molesta y desagradable- Javi, soy tuya, toda.

-Aún no estoy… seguro de eso.

-Por favor…- ¿Cómo era posible que pensara en eso ahora?- Javier mi cuerpo reacciona por completo ante ti, con solo mirarme me desestabilizas totalmente, ¿Qué mayor prueba necesitas para darte cuenta que a quien quiero es a ti?

-Te quiero completa, cuerpo, mente, alma.

-Me tienes, te lo juro.

-No lo sé, quizás solo necesito tiempo.

Ya no pudimos continuar, me senté a su lado sin saber que más decir. Me quedé mirándolo, mientras lo acercaba a mí para abrazarlo. Me cuestioné el hecho de cómo era posible, que un hombre como Javi, tuviera tal nivel de inseguridad. Es un hecho que yo había sido una imbécil, que descubrir que su novia pensaba en otro, no era algo nada agradable. También sabía que me amaba, por lo que tuvo que ser aún más difícil, pero indudablemente, había algo más, lo podía percibir. Recordé entonces, el día en el que me contó sobre su ex novia. Aquella mujer le hizo daño y al parecer aún le afectaba. Para rematarlo, vengo yo y lo involucro en todo este rollo de la niña caprichosa enamorada de su mejor amigo, que se hace la victima porque no la toma en cuenta. Eso era lo último que él necesitaba.

Decidí que trataría de ahondar un poco más en esa relación que lo dejó atormentado, tenía que descubrir que tan intenso fue, para que lo haya dejado con esas secuelas. Debía reconocer además que me alteraba un poco que aún le afectara algo que tuviese que ver con ella. Una oleada de celos incontrolables me invadió y entendí aún más lo que podía estar sintiendo.  

Realmente me sentía exhausta, ya ni para pensar me daban las fuerzas, me acomodé pegada a su cuerpo. Él mantenía la mirada perdida, pude darme cuenta que estaba divagando en sus pensamientos, al igual que yo. No quise molestarlo, ni perturbarlo más. Solo lo abracé, fuerte y entre su cuello cerré mis ojos. El cansancio hizo lo suyo, no demoré en caer rendida. Mañana sería un nuevo día,  solo me quedaba poder resolver todo esto y que sus dudas se disiparan para siempre.

Después de muchos días estoy de vuelta! perdón a las personas que siguen la historia, pero en recompenza se viene un 2x1 ajajaj así que pronto se viene el próximo capítulo! espero les guste! :) 

Abre los ojos y descúbremeWhere stories live. Discover now