Capítulo 27

259 10 0
                                    

Por la decisión que había tomado, no podía encontrármelo de nuevo, no soportaría ver su rostro una vez más. La misma tarde en que apareció en mi puerta, me mudé con Tomás. Al parecer la solución a mis problemas siempre era escapar, primero lo hice con Tomás, ahora con Javier. Tenía mi vida literalmente hecha un lío. Trataba de convencerme, que si me quedaba en mi departamento, evitarlo sería imposible, ya que lo más probable y lo más lógico, era que estuviera viviendo justo al frente de mi hogar. 

Además me cansé de ser la pobre niña engañada, ya no quería ser la victima de toda esta situación y de solo imaginar que me lo podría encontrar con solo abrir la puerta, no sabía cómo reaccionaría, si me lanzaría a sus brazos olvidando todo o lo odiaría aún más de lo que ya lo hago.

Sí, me sentía pésimo, pero ya no lo exteriorizará más, Tomás no se merece estar con una persona que no es cien por cien para él, lucharé por lo nuestro y me olvidaré de Javier para siempre.

Aunque requiriera de toda mi fuerza, ya no me mostraría débil, entonces al contrario de lo que Tomi se esperaba, una vez estuvimos en su departamento, me lavé la cara y me cambié a ropa deportiva. Tomás me miró extrañado una vez salí de la habitación.

-¿Qué estás haciendo?

-¿Cómo que qué estoy haciendo? Me arreglo para que salgamos.

-Pero amor, hace un momento tú…

-Lo sé Tomi, pero ya no quiero más, no pienso dejar que arruine mi vida, tu vida, nuestro futuro. Saldremos ahora tal como lo teníamos pensado.

-¿Estás segura?

-Lo estoy, sé que estás pensando, como siempre, que soy una loca bipolar, pero de verdad quiero ir.

Sonriendo se acercó a mí abrazándome tiernamente- Si, eres una loca bipolar, eso ya lo tenemos asumido- soltó una risita- pero no quiero que te hagas la fuerte por mí o que ignores lo que estás sintiendo, si tienes que llorar, hazlo, si quieres quedarte encerrada tomando un helado de chocolate mientras miras una película, que sé es lo que más deseas en este momento, yo no te lo impediré, de hecho me sentaré a tu lado acompañándote.-

Solté una carcajada- Sé qué crees que yo quiero eso, pero no es así-mentí- quiero ir contigo y hacer lo que teníamos planeado, en serio.-

-Aunque no te creo, está bien, vamos, servirá para que te distraigas.-

Y… efectivamente, sirvió para distraerme, mi cabeza no pensaba en nada más, que llegar a la cima y que necesitaba pulmones nuevos porque no podía respirar.

-Debí hacerte caso, el helado de chocolate era mil veces mejor opción.

Rio fuerte-¡Te lo dije! Pero ya no queda nada ¡Pedalea! ¡Pedalea!- me gritaba un par de metros por delante.

-¡No siento las piernas! ¡Ayúdame!- apenas me salía el habla.

-¡Te espero en la meta!- Gritó y desapareció de mi vista. Respiré profundo y empujé los pedales. Cuando iba doblando en la curva, Tomás me sorprendió riendo a carcajadas y bajándome en brazos de la bicicleta.

-¡Me abandonaste! ¡No te lo perdonaré!- Le reclamaba mientras me daba vueltas en el aire y no paraba de reír. Cuando por fin me bajó, me tomó fuerte y en lo que supuse fue un impulso, me besó apasionadamente.

Cuando nos separamos, respirábamos entrecortado-Sé que estás pasando por un momento difícil y no espero que me digas nada a cambio, pero te amo, cada día lo hago más fuerte, el corazón se me revoluciona, mira siente- dijo poniendo mi mano en su pecho- y no es por el esfuerzo de la bicicleta, es lo que provocas en mí, reacciono así desde el primer día que te besé.

Abre los ojos y descúbremeWhere stories live. Discover now