Capitulo 65 - "No... esto no tiene que estar pasando"

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– ¡Ya estás aquí! –Exclamó Layla, mientras deshacía el abrazo –. ¿Cómo te sientes?

–Muy feliz –Contestó Valeria –. Mira, lo que me compró Manuel.

Extendió la mano, mostrándole una muñeca. Layla la tomó y sonrió.

– ¡Jugarás con ella a las muñecas! ¡Qué tierno! –Dijo mirando a Manuel. El rió.

–No, para eso estás tú. Ya que no estás estudiando –Dijo Manuel.

–Sí, eso sería divertido –Exclamó la niña.

–No, señorita, usted tiene que estudiar –Excusó Layla.

– ¿Estudiar? ¿Para qué? ¡Eso es muy aburrido! –Se quejó Valeria –. Mejor juguemos a las muñecas.

Caminaba por la acera, pensaba y suspiraba. Entró a su casa y se tiró en el sillón, encendiendo la televisión. «Tal vez la distancia sea una opción buena para los dos. Ya que últimamente no dejamos de vernos.» Pensó Jahir, pero después movió su cabeza negativamente. «Tal vez yo estoy exagerando y ella no ha cambiado en nada.»

Estaban en el cuarto de Valeria. Corrían, jugaban, reían, caían, etc., ¡en fin! se divertían mucho. 

–Bueno, creo que es hora de que me vaya –Dijo Layla, una vez que Valeria quedó exhausta. 

–Te acompaño a la puerta –Dijo Manuel, para que después los dos se dirigieran hacia ahí.

Layla dio unos pasos para atrás, una vez que se encontraba en la puerta. Cayó y Manuel la ayudó a levantarse. Cuando la chica se puso en pie, quedó a solo un centímetro de la cara de Manuel. El la miró fijamente a los ojos, cerca, parecía un poco más atractivo. Layla se quedó inmóvil, pero después intento retirarse. Manuel la tomó del brazo y movió la cabeza negativamente, y acercándose más a ella, le plantó un beso lento. Layla se volvió a quedar inmóvil. Se retiró y mirando al piso susurró “No… esto no tiene que estar pasando”. Manuel volvió a acercarse y una vez más, la besó. Layla lo retiró al instante y negó con la cabeza.

–Me voy –Dijo – Ábreme, por favor.

–Layla… perdón.

–Eso no tuvo que pasar, ábreme.

– ¿Por qué?

–Yo, tengo un… un… –Manuel volvió a acercarse. « Jahir y yo somos… somos… ¿Qué somos?» Pensó Layla –Yo tengo un…

–No tienes pareja –Susurró el chico, ya que estaba muy cerca de ella. Y una vez más le plantó un beso lento.

Layla estaba tan torpemente confundida, pero eso no pudo evitar que se separara, y una vez que Manuel abrió la puerta, ella se retiró sin despedirse. Miró su celular y tenía seis llamadas perdidas. Checó el identificador de llamadas, y eran de… Jorge. Revoleó los ojos y una vez que cerró su celular, suspiró.

« ¿Confundida? ¡Yo no puedo estar confundida!» Pensó « Jahir y yo… Ah! Es que… ¿Qué somos?»

Entró a la casa y subió casi corriendo las escaleras. Dagna estaba recostada, mandándose mensajes con Roberto. Cuando Layla entró a la habitación, su amiga la miró y le sonrió, al ver que Layla no le respondió la sonrisa, la miró desconcertada.

– ¿Qué pasa? –Preguntó. Layla se tapó la cara con sus manos y sentándose en la cama, le contó a Dagna lo sucedido –. Bueno, de que tú y Jahir son algo, pues… lo son. Y creo que fue incorrecto que dejaras que Manuel te besara.

–Ah! Dagna, ¡Dime cosas que no sepa! –Exclamó Layla.

– ¡Pues, que quieres que te diga!

–Pues, que fue solo un sueño –Dijo Layla viendo a su amiga.

–Layla, fue un sueño.

Ella rió. Pero después la felicidad se fue de su rostro y volvió su preocupación.

– ¿Le dirás a Jahir? –Preguntó Dagna, después de unos minutos de intenso silencio. Layla se encogió de hombros –. Tienes que decirle.

Se recostó en la cama y cerrando sus ojos, cayó en un sueño profundo.

«– ¡Corre! –Gritó el chico.

–No, ahí está Jahir, se quemará si no lo salvo –Negó Layla.

–Es mi vida o la de él –Gritó Manuel.

Layla caminó hacia donde estaba Jahir, y comenzó a intentar sacarlo de aquel auto que pronto explotaría. 

– ¡Layla! Piensa en Valeria –Gritó Manuel, desde el otro carro, que ya ardía en llamas –. ¿La dejarás sin papá?

La chica lo miró y comenzó a caminar hacia él. A mitad de camino, miró de nuevo hacia Jahir y el la observaba con los ojos cristalizados. Ella comenzó a llorar y en medio de cada uno, gritó de furia.

–Layla, ayúdame, por favor. Mis piernas arden –Dijo Manuel tratando de calmarse.

Jahir no decía nada y solo observaba como Layla lo miraba. De los ojos del chico, salieron un par de lágrimas y Layla pudo leer de sus labios un “Te quiero”. Ella corrió hacia él y rompiendo la ventana, lo ayudó a salir.

Al lograrlo, miró hacia el otro coche y este ya había explotado. Valeria observaba desde la acera. 

– ¡Papá! –Gritaba –. ¡No quiero que te vayas tú también!

Layla cerró los ojos fuertemente y Jahir la abrazó, llorando con ella.»

– ¡Layla! ¡Despierta! –Decía Dagna, así como había hecho las cuatro noches anteriores –. ¿Otra pesadilla? ¿Cuándo me tocará a mí dormir?

–Perdóname –Dijo Layla, secándose el sudor de su frente.

Al día siguiente…

Se adentró en el bosque, y una vez que se había perdido, se dejó caer en la arena. Se sobresaltó al sentir una mano en su hombro, después de unos minutos. Ella perdió la noción del tiempo y observando a su acompañante, lloró.

– ¿Qué haces aquí? –Preguntó Layla poniéndose en pie.

–Fui a tu casa y vi que saliste muy enojada. Y te seguí hasta aquí –Contestó el chico –. ¿Pasa algo?

–No, yo… estoy bien –Contestó Layla, para acercarse a él y saludarlo, dándole un beso en la mejilla.

Jahir intentó besarla, pero ella giró su cabeza hacia la izquierda, el se quedó inmóvil y desconcertado. Layla fingió una sonrisa de lado, sin enseñar los dientes y comenzó a caminar.

–Sé que sucede algo, pero si no quieres hablar… entiendo –Dijo Jahir – ¿Quieres estar sola?

Layla asintió. El se dio la vuelta, dispuesto a irse, pero Layla lo detuvo.

–Creo que no –Dijo –. Si pasa algo, y pienso decírtelo. 

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