Capítulo 14

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Logan y Aspen caminaban a toda prisa. Hacía un par de metros atrás se habían cruzado con un par de guardias, los cuales seguramente ahora estarían buscándolos. Por el momento habían logrado perderlos pero no dudaban de que en cualquier momento aparecieran junto a un ejército descomunal.

Habían perdido mucho tiempo tratando de buscar en el mapa virtual que Sean le había dado a Logan la localización exacta del laboratorio.  Aquel maldito lugar era como un laberinto. Todo en ese mapa se veía igual, y si no fuera porque Aspen toqueteo un par de botones, no habrían descubierto nunca que cada habitación podía enseñar su nombre. La mayoría de las habitaciones tenían un número, pertenecientes a las personas que allí había. Otras tenían nombres como ARM que interpretaron como armarios, y por último encontraron una que decía LAB, o sea, laboratorio. El mismo quedaba a una distancia considerable de dónde se encontraban pero no se rendirían. Necesitaban a Sean para salir de aquel lugar, no podían dejarlo morir.

Logan aun se sentía bastante agitado pero a medida que el tiempo pasaba eso iba quedando de lado. Obviamente se sentía fatigado pero nada comparado con lo que había sentido antes. Anteriormente sentía como el pecho se le cerraba y el aire no podía pasar a sus pulmones, ahora, sentía su corazón acelerado pero sus pulmones podían ingresar el aire del exterior sin dificultad.

Para cuando finalmente llegaron a la puerta del laboratorio sintieron un alivio descomunal. Habían hecho un recorrido de prácticamente todo el largo de aquel piso, lo cual, era muchísimo. Eran como trece kilómetros en total.

Aspen pasó su pase falso por la pantalla del computador, la cual inmediatamente despidió una luz verde y las puertas se abrieron.

Ambos jóvenes se apresuraron a entrar, aliviados de que nadie estuviese allí dentro. Una vez que las puertas se cerraron se pusieron manos a la obra. No sabían cuando alguien podía entrar y por ello debían de apresurarse a revisar todo el lugar. Debían encontrar aquellos sprays rápido.

Logan comenzó a revisar en las puertas de debajo de las mesadas. Abría cada caja que encontraba y no dejaba ni una sin revisar. Aspen, por otra parte, revisaba en los cajones y gavetas, revolviendo como si fuese a saquear aquel lugar.

— ¿Recuerdas de dónde Sean saco aquellos sprays? —Preguntó Logan.

— Es lo que estoy tratando de pensar —respondió mientras seguía buscando.

Ambos siguieron revisando aquel lugar hasta el punto de convertirlo en un basural. Tenían cuidado de no tocar las sustancias que habían sobre la mesa. Ya tenían suficiente con esas porquerías de colores.

Continuaron buscando hasta que finalmente, Aspen encontró dentro de una gaveta una caja transparente con un montón de sprays de todos los tamaños.

— ¡Logan! —gritó eufórico.

Logan inmediatamente se acerco a él y pudo apreciar el contenido de aquella caja.

La misma tenía una cruz roja en el centro y parecía estar hecha de un material resistente. ¿Aprueba de balas quizás?

— ¿Cómo se abre esta cosa? —pregunto Aspen examinándola.

— ¿Qué eso no es para un pase? —dijo Logan, indicándole el lugar.

Aspen observo una pequeña rendija en uno de los costados. Tenía el tamaño suficiente como para el de un pase. Tomo el de él rápidamente y lo introdujo en la rendija. Inmediatamente, luces color rojo iluminaron el cristal de la caja. Al costado, dos agarraderas se desprendieron y la tapa comenzó a abrirse, dejando escapar un humo blanco. Parecía como si los hubiesen puesto a congelar.

Ante sus ojos, ambos pudieron observar doce sprays de 120 ml cada uno. 90 ml más de los que los pequeños tenían.

Tomaron absolutamente todos y lo guardaron en una bolsa de tela que Aspen había tomado de uno de los cajones.

E L Y S I U MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora