¿Bailas conmigo? Parte tres

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Nuestro carruaje llega a tiempo y ayudo a Levi a subir con cuidado, Rico y Marco irán en otro carruaje designado a la servidumbre.

Llegamos al palacio de los Ackerman, el olor a comida impacta contra mis fosas nasales, pero Levi me susurra una palabra fea obligándome a no perder la compostura.

Saludamos a todos y nos inclinamos ante los mayores.

La orquesta de los Jaeger, mi familia, está tocando en un rincón de la sala.

Erwin se acerca para pedirme prestada a Rico, pero le digo que esa criada es propiedad de Levi y no mía.

Erwin no reconoce a Levi con ese disfraz de mujer y continúa insistiendo, señalando los cuartos privados de arriba.

Entonces recuerdo que Rico se portó mal ayer en la noche cuando le ordene que no entrara en mi alcoba, pero lo hizo y al vernos rompió el servicio de té favorito de Levi.

Le digo al cejudo que puede llevársela. Él accede y nos deja a su criada Christa a cambio, una rubia pequeñita vestida de sirvienta que de inmediato se pone a mis órdenes, Levi le indica por señas que vaya al rincón donde esta Marco y no se mueva hasta que necesitemos de su ayuda.

Mientras tanto, Erwin ha entrado a uno de los cuartos con Rico.

Es la medianoche y suena el vals de un solo de violín para las parejas. El comendador Ackerman quiere encajarme a su hija, sin embargo yo me inclino ante Levi y le ofrezco mi mano.

 El comendador Ackerman quiere encajarme a su hija, sin embargo yo me inclino ante Levi y le ofrezco mi mano

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—¿Bailas conmigo?

Él sonríe curvando las comisuras de sus labios hacia arriba, mirando con burla a Mikasa y asiente con la cabeza antes de extenderme la pequeña y bonita mano enguantada.

Bailamos toda la canción sobre la pista.

Cuando Levi se cansa subo sus pies sobre mis botas y continuamos meciéndonos con la música.

Las personas que nos miran se preguntan quién será  aquella dama que baila conmigo.

Harto de girar en la pista, Levi me pellizca susurrándome algo al oído. Al instante toda mi sangre bombea en mi entrepierna.

Nos escabullimos hacia los cuartos de arriba, seguidos de Christa y Marco.

Nos escabullimos para revolcarnos en alguna habitación.

Nos escabullimos sin que nadie lo note.

—Esta noche quiero tenerte —me dice Levi apenas cierra la puerta, su voz es gruesa y sedosa. Masculina.

De reojo puedo ver como Marco le indica a Christa donde acomodarse, en una esquina de la pared, él ya está familiarizado con  estos encuentros.

Nosotros solo tenemos que ignorar su presencia, aunque algunas veces solemos obligarlo a mirarnos o coger con alguna chica del servicio para equilibrar el ambiente.

Nos besamos frenéticamente, sin descanso.

Levi se quita  la peluca para lanzarsela a Marco y le da órdenes a Christa para que le ayude a deshacerse del odioso alambre que tiene debajo de la falda.

Ella está completamente roja, sé que nunca imagino que "aquella dama francesa" fuera un hombre, y no cualquier hombre sino Levi.

Con las manos temblorosas le quita el alambre, los zapatos la ropa interior y retrocede.

Marco se encarga de mis propias prendas hasta dejarme desnudo.

Levi está frenético, empuja a Marco y me pone a cuatro sobre la cama, murmurando todas las cosas que piensa hacerle a mi cuerpo y besando mi clavícula desnuda.

Estallaríamos en este pecado sin retorno. Nos amaríamos sin frenos. Seríamos capaces de tantas cosas porque el es mío y yo soy suyo.

Sometiéndolo y sometiéndome a sus deseos, dándonos caricias ardientes y mordidas fugaces.

Como una mascota obediente, me mantengo firme abriendome para él con ambas manos, exponiendole todo lo que sólo yo soy capaz de darle. 

Marco vuelve a acercarse para lubricarme con sus propios dedos mientras Levi se acaricia ante el espectáculo.

Caemos tan bajo que me lo hace con el vestido puesto cuando ya estoy listo.

Eso solo logra que mi exitación y lujuria se incrementen.

Mis gemidos aumentan hasta llegar a convertirse en verdaderos gritos de placer. Como si un Levi con vestido no estuviera follándome   como a una perra en celo.

—Te amo —le digo a Levi cuando me toma del cabello para inmovilizarme.

Sus duros ojos me miran fijamente, pero cede.

Por mi.

—Y yo a ti.


Eros (LevixEren)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora