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Nayeon

¿Cómo en tan solo 1 segundo se puede acabar toda la felicidad en el mundo? Fácil, perdiendo al amor de tu vida en tus brazos. La ambulancia no logro llegar a tiempo, Seungyeon había muerto... y por mi culpa. El dolor era horrible, insoportable y desgarrador, como si cada minuto que pasara te estuvieran clavando miles de cuchillos afilados justo al corazón.

Al día siguiente del accidente se estaban llevando a Seung al velatorio, ella no tenía familia por lo que estaba casi vacío el lugar, solo unas cuantos amigos cercanos, mis padres, quienes estaban enterados de nuestra relación y les dolió de igual forma cómo perder a un hijo, y obviamente yo.

Me sentía tan mal, mi corazón dolió junto a mis ojos y mi garganta de tanto llorar, era como estar muerta en vida. Me tranquilizaba por segundos y luego volvían a mi mente aquellos recuerdos de las dos juntas en el campus, de cuando hacíamos bromas a nuestros amigos, cuando me pidió que fuera su novia y me fuera a vivir con ella, de cada momento valioso junto a ella, cuando estaba a mi lado. Son recuerdos que me entristecen ahora porque sé que jamás la volveré a ver y revivirlos como se deben.

Pasaron las horas, la gente ya había dado sus condolencias y dejado sus ofrendas, incluso nuestra Universidad mostró sus condolencias llevando una gran corona de flores. Agradecíamos mi familia y yo por las personas que se quedarían con nosotros hasta el atardecer.

Mi mente no estaba específicamente ahí, si no que estaba repitiendo una y otra vez aquellas malditas horas atrás, donde me arrebataron a mi novia, y maldiciendo a cada uno de esos hombres, en especial al desgraciado con el revolver.

–Nayeon... tu padre y yo iremos por algo de comer... ¿quieres que te traigamos algo cariño?

–No... –Hable con la voz ronca–

– ¿Segura Hija? –Hablo mi papá–

–Si...

Ellos dos solo se miraron y luego se fueron dejándome un beso en la cabeza. Entiendo que estén preocupados por mí, no he comido desde hace ya varias horas y me podría afectar. Pero simplemente no creo tener las ganas de comer en mucho tiempo, ya que por ir a comer fue que paso todo esto, mi apetito parecía haber... muerto.

Que bajo haz caído Im Nayeon, culpando a la comida.

En mi mente resonaba en bucle que era mi culpa, toda la culpa fue mía y solo mía, si tan solo yo hubiese parado de llorar por algunos segundos, no tendría que estar llorando aquí por el resto de mi vida. Estaba tan arrepentida, todavía me costaba asimilar las cosas pero cada que lo intentaba no podía dejar de recordar sus últimas palabras que aun atormentaban intensamente mi cabeza con su gran valor.

Estando perdida en mis pensamientos y siendo casi las 11:00 p.m. , la puerta del velatorio fue abierta, pensando que eran mis padres ni me moleste en levantar la cabeza, pero al escuchar el gran bullicio, instantáneamente, lo hice.

Me asusté un poco al ver a un montón de soldados, prácticamente un pelotón completo, entrando y acomodándose en filas haciendo un pasillo que daba directo a donde estaba yo, lentamente me pare y en ese momento otro grupo, más pequeño, de soldados se adentraron, cada uno con diferentes ramos de flores y al final seguían tres chicas uniformadas caminando hacia mí, la última de las tres traía consigo una corona de flores con la banda de las fuerzas armadas de Corea del Sur y esto empezaba a parecer más extraño cuando la que venía en medio y la más baja, se paró justo enfrente mío y tan rápido como pude respirar, dio un fuerte pisotón en el suelo, dando la señal de firmes, ya que los demás soldados la siguieron, levanto su mano derecha en forma de saludo militar y aterrada escuché su alarido.

– ¡Sargento Mayor, Son Chaeyoung!! –grito, "presentándose" –

Lo que te faltaba Nayeon.



//Ramé// - [2yeon]Where stories live. Discover now