VI. William De la Cruz

Začít od začátku
                                    

Es alto. Debe llegar a los dos metros, por lo menos. Es delgado y ligeramente encorvado hacia atrás. Lleva las manos detrás de él en una posición inquisidora. Tiene el cuello largo y cubierto por una bufanda negra de seda. Todos los vampiros de la familia De la Cruz llevan una bufanda similar en el cuello. Es algo así como su distintivo.

"Toma asiento", ordena y se queda parado en la oscuridad. Yo no me atrevo a desobedecerlo. "¿Qué tenemos para hoy?"

"Lo usual", comienzo, pero sé que no puedo mentirle. Los vampiros sienten cuando se les está mintiendo. "Pero antes tenemos un asunto urgente que atender"

William se ríe.

"¿Escucharon, hermanos? La cucaracha humana cree que puede entender lo que es urgencia para nosotros", escucho risas a mi alrededor. Yo miro a los lados. No veo a nadie, pero sí los escucho. Sé que están ahí. William siempre anda acompañado de por lo menos tres otros vampiros. Su círculo de confianza. "Dime, Erwin, ¿qué consideras que es urgente para alguien que ha vivido siglos, como yo?"

"Primero, Francisco ha regresado. Tenemos reportes de que ha estado en la ciudad y que ha estado reclamando víctimas"

William me observa por un momento. No dice nada. No parece reaccionar.

"¿Francisco?", pregunta una voz a mi izquierda. Me volteo hacia ese lado y veo a una forma decadente acercase a mí. Una persona normal habría sentido repugnancia y habría retrocedido. Yo no. Yo ya tengo práctica.

Sigo considerándola repugnante, pero ya sé que no debo retroceder. Que eso la ofende.

Se trata de Malena De la Cruz.

Si soy suficientemente sabio para tenerle miedo a William, es igual de sabio tenerle horror a Malena. Ella es el brazo operativo de William. Su asesina personal. La vampira que irá y se encargará de que el humano que huyó desaparezca o que el vampiro en exilio que regresó sin permiso se enfrente a la amenaza que se le hizo.

Malena es bastante vieja, lo que la hace bastante poderosa. Es feroz, muy fuerte y muy rápida. Tiene un aspecto horroroso. Está vestida con un vestido roto y descuidado color morado oscuro. Es alta y delgada. Pálida y con manos huesudas y fuertes.  Si fuera humana, saldría en la sección "así no se hace" de las revistas de modas.

Me señala con una de sus esqueléticas manos. Yo casi me desmayo en ese mismo momento.

"¿Cómo sabes tú que Francisco está aquí?", pregunta con una voz vacía. Una voz monótona, sin modulación.  Sin emoción.

"Hemos averiguado que él atacó a la madre de Laura Franken, la asesina",respondo.

"¿Según quién?", pregunta Malena. Su voz de ultra tumba es difícil de tomar en serio. Yo solo quiero salir de ahí, así que no me interesa mantener una conversación con ella o ser su mejor amiga. Mis respuestas son concretas y directas. Lo necesario para retirarme cuanto antes.

"Tenemos una copia del reporte policial", respondo.

"¿Qué seguridad tenemos de que no estén mintiendo?", esta vez es el mismo William el que hace la pregunta. Yo me demoro en responder.

Simplemente niego con la cabeza.

Entonces siento que estoy siendo sujetado del cuello. Es algo tan veloz, que no caigo en cuenta que estoy siendo levantado del piso. Es Malena la que lo está haciendo.

Me ha agarrado con una de sus huesudas manos. Su piel es fría y suave. Desafía toda ley de la naturaleza. Y el olor es repugnante. Huele a polvo y a medicinas viejas. Además, sus articulaciones suenan cuando se mueve. Tienen un sonido ligero y casi imperceptible, pero a esta distancia lo puedo registrar. Escomo una puerta vieja y oxidada abriéndose lentamente.

"¿A esto llamas urgente?", escucho la voz siseante de Malena cerca a mi oreja. "¿Para esto nos distraes? Rumores"

No puedo hablar. Su mano me presiona demasiado fuerte en la garganta. No es que tenga nada que decir, por supuesto.

De pronto, William está a centímetros de mi otra oreja.

"Vamos a necesitar que confirmes lo de Francisco", me dice susurrando. "No vas a querer hacernos perder el tiempo.  Quiero pruebas que sean algo más que burocracia humana.  Cuando las tengas, ven a hablar con nosotros otra vez. ¿Hay alguna duda?"

Yo niego moviendo la cabeza de un lado a otro.  Entonces Malena me deja caer.

Caigo por menos de un segundo.  No había estado tan alto como había pensado.

Me paro de inmediato.   Mi corbata está fuera de lugar.   Mi camisa está rota.   Mi saco está arrugado. Mi pelo es un desastre y puede que tenga sangre salpicada en mi ropa. Ya tendré tiempo de revisar todo esto luego.

William se para a un lado y me empuja hacia adelante.  Caigo de cara al piso.  Él y sus compañeros se ríen. Esa risa que odio tanto. Me pregunto si mi padre y mi abuelo también la odiaban.

"Ahora sal de aquí. Tenemos cosas más importantes que hacer", me dice y me da la espalda. Yo no pierdo el tiempo. Me paro de un salto y salgo corriendo. En menos de diez segundos ya estoy afuera, en la calle.

Me quedo parado un momento recuperando mi aliento. Parado, pero inclinado hacia adelante. Respiro profundamente con las manos apoyadas en mis rodillas mirando hacia el suelo.

"¿Señor?",escucho una voz detrás de mí. "¿Señor Martin? ¿Se encuentra bien?"

Marta, mi guardaespaldas, está esperando que le diga cuál será nuestra siguiente jugada.

Los vampiros de la calle AbastosKde žijí příběhy. Začni objevovat