Algo en Común

LVI (56) - CAPÍTULO La Verdad (II)

-Hija, necesito que te calmes.- Dice mi madre tomando mi rostro en sus suaves manos.

Intento hacer lo que dice pero no puedo. Cada vez que pienso en los ojos de Evan desmintiéndome es horrible.

-Querida, ¿Quién es?.- Dice papá desde el segundo piso.

-Es Susan amor, no te preocupes.- Grita mamá mirando a que no baje.- Te quedas con Carter por favor.

-Claro.- Dice. Se escuchan paso y una puerta ser cerrada.

-Susan por favor.- Dice mi madre endureciendo su voz.

Abro los ojos lentamente para encontrarme con los suyos. Se ve realmente preocupada.

Mamá me brinda una pequeña sonrisa que muestra apoyo.

La abrazo con todas mis fuerzas enterrando mi rostro en su cuello.

Intento mantener la calma pero nuevamente los sollozos salen de mí.

-Hija, ¿Qué sucede?.- Pegunta mi madre aún sin entender nada.

-Soy... una... estúpida.- Le digo sin poder mirarla y con la voz entrecortada.

-No Susan, no digas eso.- Dice mi madre apretando mi cuerpo aún más al de ella.-Vamos, subamos a cambiarte esa ropa que está empapada.

-Pero quiero hablar contigo.- digo calmando mi voz.

-Sí muñeca, lo sé. Pero si no te secas te enfermeras.

Asiento y tomo la mano de mi madre.

Silvia hala de mí subiendo las escaleras.

Llegamos a mi habitación. Mi madre abre la puerta dándome paso para entrar.

Al cerrar se encamina hacia una de las gavetas y saca de ella un largo pantalón de pijama junto su suéter a juego, y mis interiores.

Seco las lágrimas que se escapan de mis ojos aún y empiezo a quitar mi ropa para empezar a cambiarme.

Mamá no ha apartado su mirada de mí, es como si quisiera descubrir algo en mis movimientos, como si quisiera entender que ha sucedido sin preguntarme.

Al final de cuentas esa mujer es mi madre y he venido aquí porque solo con ella me siento bien, necesito su hombro y sus palabras.

Vine dispuesta a contar todo esto que me está matando hace más de dos años, vine dispuesta a que mi madre llore por mis faltas, también a que sienta que le he fallado de la peor manera.

-Es hora hija.- Dice mi madre tomando mi rostro entre sus manos mientras seca las lágrimas que se escapan.

Tomo un hondo respiro y asiento mientras aprieto mis labios.

Camino agarrada de la mano de mamá y tomo asiento en la cama.

Mi madre pasea su mano libre por mis mejillas mojadas y me muestra una sonrisa de labios cerrados.

Intento mostrarle la misma acción pero me es imposible, solo siento inmensas ganas de sacar todo lo que llevo dentro.

-¿Qué ha pasado?.- Pregunta mi madre soltando mi rostro.

Cierro los ojos y respiro hondo. Elevo la vista encontrando los ojos de mi madre.