VI (6) - CAPÍTULO

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Hace 4 meses volvieron esos sentimientos. Pero, ya no es lo mismo de antes, ¿Con qué indiferencia puedo tratarla?. Ya será adulta, ella ya entiende las cosas. No puedo decirle que me da asco cuando en realidad la deseo como a nada en este mundo.

Muchas veces he tratado de hacer entender a mi cerebro y a mi cuerpo que es mi hermana y ya es algo que no puedo controlar.

Papá y mamá han decidido ir a un resort que recién abrió, en realidad no tenía planes así que ¿Por qué no unirme al paseo? son tres días que nos quedaremos.

Yo necesito despejar la mente.

Al entrar al auto me encuentro con que Susan ya está dentro de él, coloca su sombrero de playa en el centro como una barrera entre nosotros. 

No he podido dejar de verla en mi mente como estaba esta mañana.

Fue un largo viaje para un resort que según papá "está a dos horas".

Susan, estaba dormida entre mis brazos. Lo curioso es que no forcejeo mucho, al momento en que la agarré, simplemente se resignó.

Al llegar ella seguía dormida, por lo que dije a mamá que no la despertara.

Podría contemplarla de esa manera setenta horas más.

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-Matt.- mueven mi brazo.- Matt.

Es mamá

- ¿Uhm?.- Abro los ojos.

- Cuando regrese Susan, se alistan para ir a cenar, tu padre y yo nos adelantaremos.- da un corto beso en mi frente.- Ella ha salido a caminar.

Tengo hambre.

Llamo a Susan por el celular.

En la conversación digo una broma de mal gusto, sabiendo que no le gusta que se le insinúen. ¡Pero era una broma!

Tocan la puerta y abro.

Es Susan.

Noto la expresión de la chica, esos ojos verdes son muy grandes y expresivos.
Queda unos segundos mirándome y decide agredirme con insultos y enterrando su uña del dedo índice en mi desnudo pecho.

En ese momento era otro Matt, todo cambió, me gustó verla enojada, es más... Siempre me ha gustado, me fascinaba. Pero, lo más lindo de todo eran sus labios, que en esos determinados segundos habían hecho mas de quince formas en su lecho de enojo.

Tomé la decisión de caminar hacia ella con calma y relajación, mi mente dice no, pero mi cuerpo no obedece.

Dos segundos después estamos frente con frente. Ella me mira fijamente, los dos respirando a un solo ritmo.

Tomo el control de mis acciones y me alejo, pidiendo que ella no hablase.

Todo fue en vano, con solo mencionar mi nombre... ya no era yo, mis pensamientos se apoderaron de y la cargué como si fuese una muñeca a la que manejaba y la besé.

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