XLVIII (48) - CAPÍTULO

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SUSAN.

Ver a mi madre con Carter es algo que no tiene explicación, es la primera vez que noto a mi madre tan feliz por estar con esa diminuta persona a su lado.

Siempre le digo que me encanta verla con esa sonrisa cada vez que el bebé hace alguna gracia o simplemente le da un beso con aquel sonido el cual hace reír a muchos.

Es hermoso ver a ese niño gatear y empezar a levantarse para dar sus primeros pasos.

A lo mejor podría estar viviendo todas estas cosas junto a mi bebé, ya sea con o sin Matt, pero las estaría viviendo.

Pero no es así, no está pasando. Pero tengo a mi lado a un regalo del cielo y estoy aquí para ayudar a mi madre en lo que necesite. Simplemente es hermoso ver sus ojos azules y sus pequeños y rosados labios cuando sonríe.

Es hermoso sentir su delicada piel tener contacto con la mía, dormirlo, besarle la frente y decirle cuanto lo amo al oído aunque él no lo entienda... es simplemente hermoso.

Cada vez que veo a ese niño es como si fuera sangre de mi sangre, aunque sí lo es, pero me refiero que es como si la que le hubiera dado vida he sido yo. Doy todo por él y quiero darle todo el amor que tengo para que se sienta más amado de lo que es.

Lo adoro...

Esto es como sentir la gran necesidad de tenerlo a tu lado siempre, es como saber que no hay lugar más seguro para el en el mundo que tenerlo contigo en todo momento.

Es sentir que eres la única persona responsable de lo que le pase y sentir que si algo le llegase a pasar es querer morir a su lado o sentir lo que siente.

Más que nada... es saber que ha llegado alguien a hacer felices tus días de tristezas sin que sepa que tus fuerzas las has recargado del todo por él.

Eso sentía yo con los pocos meses de gestación que tuve.

Ya sentía la responsabilidad de cuidarme a mi misma y de llegar temprano a casa para sentir que tenia a alguien a mi lado con quien jugar y reír... aunque no lo tenía conmigo, en mis brazos ya sabia que era amar a alguien como a ti mismo o más que a ti.

De un día para otro se fue... se fue dejándome sola sin entender por qué... y aún no entiendo el por qué de su ida si todo estaba bien... solo eramos esa cosita y yo... esa diminuta persona que me alegraba diariamente.

Es horrible amar a alguien con tanta locura y al momento de su despedida simplemente tratar de entender los hechos de una manera estúpida, tratando de resignar a tu corazón de que ya estás sola, y querer demostrar ante los demás que eres la persona más fuerte que existe en el universo y lo que estás haciendo es dañarte por dentro.

Mi punto es que amo a Carter como si fuera un pedazo de mí. Y siempre al verlo a él siento tener a mi hijo conmigo.

Estoy haciendo compañía a Silvia... La verdad es que vine para pasar tiempo con este muñeco tan hermoso que tengo en mis brazos en este momento.

-Mamá..- digo a Silvia quien busca crema bloqueadora para Carter.

-¿Sí hija?.

-¿Te imaginas que también tuviera un hijo?.

Silvia se voltea a mirarme algo confundida y deja lo que está haciendo para voltearse completamente y mirarme fijamente.

-¿A qué te refieres hija?, ¿Estás embarazada?.- me mira con ojos de esperanzas a que diga que no.

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