«¡Festival Cultural!».

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La noche no había llegado, sin embargo, en aquel dormitorio, si pudiese llamarse así, la luz no entraba, dado que estaba completamente cerrado como una cueva en medio del bosque. La cama para dos personas era la responsable de decorar medianamente el dormitorio, junto a dos pequeñas mesillas de madera apolilladas que rodeaban ambos lados del mueble con sabanas blancas, en tan solo una de ella había una pequeña lampara que había sido encendida por la mujer, la cual comenzaba a levantarse de la vera del apuesto hombre con el cual había estado "divirtiéndose" toda la tarde hasta ahora en la madrugada.

—¿Pretendes aparecer en el festival cultural?—Dabi observaba a la muchacha de cabellos negros, la cual desnuda comenzaba a vestirse.

—Sólo haré una visita—contestó mientras se colocaba la parte superior de su ropa interior de espalda a él—tranquilo, cielo—sonrío ladina, mientras lo observaba con ambos orbes rojos—regresaré para la cena.

&Siempre has sido muy ingeniosa—bufó, incorporándose de la cama y mirando al frente mientras cruzaba sus piernas—recuerda que no estoy contigo porqué...

—No es necesario que comiences con tus justificaciones invalidas.—puso los ojos en blanco mientras se levantaba para ir por su vestimenta completamente negra.

—Sabes que no me acuesto contigo porqué aprecie tu compañía.

—Eres muy ruidoso—gruñó molesta—¿cuándo pretendes olvidarte de esa niña de papá?—ambos se observaron en un completo silencio, frío y sepulcral. Dabi la observó completamente neutro.

—Sabes perfectamente, que nunca podría olvidarme de ella, ni muerto.—ella resopló ante su respuesta.

—Ella no quiere verte ni en pintura—le señaló burlándose—no, mientras seas un villano.

—Silencio.

—¡Si volvieses a ser el niño de papá!—la mujer bajó el brazo girando su cuello al lado izquierdo con sorna, la paciencia del ojiazul se acabó en cuanto tomó del cuello a la mujer de tez porcelana.

—Silencio, maldita bruja.—sus palabras siseantes nunca habían sonado tan agrias.

—No me digas que tú...—la azabache observó la mano del hombre—no es un simple capricho.—él no contestó, pero para la villana fue como una asentimiento.

—Metete en tus asuntos.

—Eso es lo que haré—sonrío separándose del agarre del muchacho—aunque me pregunto que pensará tu niña de papá—Dabi la miró confundido—cuando descubra que me estás ayudando a tomar a su linda hermana menor.—el entrecejo de Dabi se frunció al instante, ella solo comenzó a reír alejándose de la oscura habitación y de la penumbra que comenzaba a rodear al hombre con cicatrices un día más.

Tora observaba como Todoroki trabajaba con su equipo, suspiró irremediablemente ante su insistencia por espíar al joven, desde aquel día en su habitación no había podido hablar con él, y eso la desesperaba, ¿habría sido muy directa?

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