Siena decide tomar fotografías y me pide posar junto a Maggie para retratarnos, después de tomar al menos cien fotografías entramos y observamos todo por dentro y paseamos entre los asientos largos, luego nos sentamos en silencio hasta que decidimos marcharnos hasta nuestro próximo punto.

Caminamos por los alrededores de la iglesia y luego nos montamos al coche para ir al parlamento.

Liechtenstein es un país pequeño, pero tiene un montón de edificaciones a las que ir de turismo, como por ejemplo el parlamento que es moderno y novedoso y que destaca por su estilo y altura entre los demás edificios.

Siena sigue tomando fotografías mientras Jimmy nos cuenta el año de construcción y cosas como esas a las que escuchamos atentos.

Luego vamos al Briefmarkenmuseum, o Museo Filatélico como los extranjeros lo conocen, es un tesoro nacional.

Nunca tuve la oportunidad de visitarlo en mi niñez así que atenta escucho lo que el guía nos explica acerca del museo, y veo las pantallas del proceso de realización de los sellos, el guía nos informa que el museo se congrega anualmente por apasionados de los sellos procedentes de todo el mundo.

Para cuando salimos del museo, los estómagos nos rugen en protesta y decidimos ir a comer a un restauran cercano, hablamos y reímos durante un rato y finalmente visitamos el Museo de Arte.

Recordar cuando vine de excursión cuando era niña me llena de nostalgia, sonrió ante los recuerdos y nos tomamos nuestro tiempo para deleitar las obras de arte que son exhibidas.

El museo alberga una colección de arte de carácter privado más antiguo del continente, a Simón parece fascinarle absolutamente todo.

Cuando finalizamos el recorrido llevamos a Maggie al restauran y quedamos de vernos mañana para nuestro segundo día de turismo.

—¿De verdad tienes que irte? —le pregunto a Siena casi con un puchero.

—Tenemos mucho trabajo en Schaan —responde igual de triste que yo— Deberías viajar para allá, también hay muchos lugares a los que puedes ir y hacer turismo.

Lo pienso y la verdad es que no es mala idea.

—Puedo ir la siguiente semana y llevar a Maggie conmigo.

Eso parece emocionarla pues asiente efusiva.

—Yo volveré para la gran fiesta de verano ¿seguirás aquí, verdad?

—Es lo más seguro, según los planes volveré a Aragón la segunda semana de agosto.

—¡Perfecto! —chilla— Cuando viajes a Schaan iremos a beber y a bailar a las discotecas y podemos hacer una pijamada como cuando eramos niñas ¿lo recuerdas? —asiento emocionada— Te ayudaré a disfrutar lo que resta del viaje ¿si?

—Vale, eso suena increíble.

Nos fundimos en un abrazo que dura más de lo normal y cuando nos separamos Jimmy se acerca para despedirse de mí.

—Ha sido un placer volver a verte y convivir contigo, espero pronto nos invites a ambos a Aragón, sería genial fingir que somos de la realeza al menos unos días.

Siena lo abraza y niega con la cabeza.

—Cariño, no tienes remedio.

Suelto una risita por lo bajo.

—Son bienvenidos cuando quieran, pueden hacerse un espacio en su agenda y visitarme —Jimmy asiente emocionado— También espero verlos el día de mi coronación.

A ambos les brillan los ojos de emoción.

—¡Será un honor asistir a una coronación!

Hablamos durante unos minutos más y nos volvemos a despedir, les prometo estar en Schaan la próxima semana y vuelvo al auto con Simón.


(...)

Los siguientes días los pasamos yendo y viniendo de un lugar a otro, el martes tomamos una ruta guiada que nos lleva a conocer el castillo de los reyes, y el viñedo de la bodega del príncipe.

El miércoles por más que le insisto a Aaron acompañarnos, dice estar muy ocupado, así que Simón, Maggie y yo vamos al casco antiguo.

Es un lugar lleno de tabernas y restaurantes que abren sus puertas a numerosos turistas para que puedan degustar la gastronomía local, las cervezas tradicionales y los buenos vinos que se producen.

Durante todo el día vamos de taberna en taberna, probando comida y cerveza, caminamos tranquilos por las reducidas calles viendo y comprando detalles y recuerdos en los locales que se ponen fuera de los establecimientos, también nos entretenemos con un trio musical que se pone a tocar música tradicional y que hace que los turistas graben con sus celulares.

Al final del día visitamos todas las tabernas y regresamos a casa con pulseras, collares y pequeñas maquetas con las tabernas más conocidas.

El jueves decidimos hacer una ruta de senderismo para luego pasar la tarde rodeadas de los alpes, pero antes llegamos a visitar la histórica Casa Roja, es la construcción más antigua de la vieja ciudad medieval.

Saco el teléfono de Simón para tomarle fotos a la casa que destaca por su color rojo chillón.

Paseamos por los alrededores y tomo fotografías a todo, incluido el paisaje detrás de la casa y la torre de piedra que parece proteger la casa.

Le pido a un par de turistas alemanes tomarnos fotos a la tía Maggie y a mí y al final se nos unen para hacer senderismo, charlamos y reímos y cuando llegamos a lo alto de los alpes los invitamos a sentarse con nosotras para disfrutar del picnic que preparamos.

Pasamos la tarde hablando y cuando el sol comienza a esconderse decidimos regresar, los invitamos a visitarnos al restauran de Maggie y sin más nos despedimos.

Finalmente el viernes llega y decido presentarme a trabajar, saludo a los compañeros y les cuento que he hecho turismo por Vaduz y me escuchan atentos, al medio día llegan los alemanes que conocimos el día anterior y les hacemos compañía mientras los atendemos.

—¡Éste es el mejor postre que he probado desde que llegamos a Liechtenstein! —dice uno de los hombres.

—Y será el mejor después de que pruebes los demás, Maggie es una excepcional cocinera —le respondo— Además casi nadie prepara el Cheesecake Fürstentum en los alrededores.

Los alemanes sueltan una carcajada a la que nos unimos Maggie y yo, pero me quedo a medio reír cuando al local entra una chica pelinegra de baja estatura que cuando me observa se queda estática.








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