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Cayeron sobre la cama doble con risitas naciendo de sus pechos, uno al lado del otro pero tomándose de las manos inmediatamente. Las promociones estaban dejando frito a JeongGuk, ni siquiera se había quitado el maquillaje y un par de anillos todavía descansaban en sus dedos. Éso pasaba por ir apresurado por la vida, por querer llegar luego a un descanso pleno. Pero no lo culpen, estaba exhausto por la grabación de su vídeo musical, las hasta ahora tres presentaciones que había tenido, y la planificación de un tour mundial que prontamente sería avisado. Sí, frito era lo de menos.

El hotel era cómodo. Estaban en un hotel porque al día siguiente ambos coincidían en ir a Daegu (JeongGuk haría un fansign y JiMin estaría más tiempo en dos sesiones fotográficas), y preferían aprovechar su tiempo juntos. O éso le dijeron a sus mánagers, sólo querían un tiempo a solas sin que algún paparazzi estuviera en la puerta de alguno de sus apartamentos. Un hotel era ligeramente más discreto por lo inesperado en el cambio de su rutina.

— Qué día, joder... — murmuró JiMin, con ésa voz ronca y los ojos entrecerrados en sonrisa. JeongGuk movió su cabeza para ver la silueta de su perfil, sencilla ante la oscuridad de la suite de hotel. Las luces de los carros, abajo, y de los edificios aledaños llegando a ambos a través de las cortinas ligeras. JiMin miró de vuelta a JeongGuk, su mano apretó la del rapero.

El más alto se incorporó de lado para verle desde un mejor sitio, de inmediato su mano libre fue al rostro del modelo con delicadeza. Una delicadeza con la que su estética usual no parecía coincidir. Pero que sin embargo lo demostraba sin problema alguno: ése cariño incondicional, el amor que poco a poco iba creciendo gracias a que ambos lo trabajaban.

— Qué día. — susurró igualmente JeongGuk, ojos entrecerrados y su mano acariciando de la mejilla hasta el cuello del más bajo. El mismo estiró sus labios y cerró sus ojos, y su pareja no se hizo de rogar, pues de inmediato se inclinó a besarle.

Y al principio fue un beso tenue, sincero, labios moviéndose lentamente y sincronizados en su concentración de gusto. Pero luego la intensidad fue subiendo (no era la primera vez que pasaba), y cada vez el beso fue más fuerte, más tembloroso, menos sincronizado. Las manos dejaron de estar unidas, JiMin llevó las suyas a la espalda más fuerte y ancha de su pareja para acercarlo lo máximo posible a él. La lengua de JeongGuk irrumpió entre los pomposos labios de JiMin, ambas acariciándose y dejando a ambos con el corazón acelerado, el cuerpo temblando de placer. El placer más inocente del momento.

Porque después ambos no pararon. JiMin se subió encima de JeongGuk y metió sus manos bajo la ancha camisa blanca del rapero, para tocar su piel, acariciar sus músculos y la piel suave de su espalda, las cicatrices de sus caderas por tantos cambios de peso. No paraban de besarse, cada vez sus dientes chocaban más entre sí y sus lenguas eran las que se cruzaban en torpes movimientos apresurados. Las manos de JeongGuk no se metieron bajo el suéter de JiMin, pero sus pulgares acariciaron sus omóplatos lentamente. Y su palpar fue bajando poco a poco por los costados del delicado y fuerte cuerpo ajeno, un toque que hacía delirar a JiMin, que lo hacía murmurar jadeos de placer.

— ¡Q-qué día! — exclamó en obviedad el modelo cuando pudo separarse del ferviente beso. JeongGuk deslizó sus manos más abajo de la cintura ajena, los dedos colándose bajo el pantalón del modelo como si se tratara de la entrada misma al infierno. JiMin gimió suavemente, alzando los hombros un poco e inclinando su pecho hacia el de JeongGuk. Ambos corazones se encontraron con la sinceridad que expresaban y profesaban de manera mutua, latiendo fuertes y sanos.

Apenas podían mirarse, por la cercanía de sus rostros, pero lo hacían torpemente para así besarse nuevamente y soltar sus voces, dejarlas llevar con sencillez. No decían mucho en palabras, pero el sentimiento evocado era puro amor, pura adoración. Ésa era la palabra, ambos se adoraban entre sí y sin ninguna clase de obstáculo que lo impidiera– al menos en ése momento.

— Te amo. — murmuró JiMin. JeongGuk agarró firmemente su cintura para intercambiar las posiciones y retomar hambriento el beso, como si las palabras ya estuvieran sobrando. No importaban las posibilidades de sus acciones, estaban demasiado nublados por el gusto de disfrutar de sus privacidades. El resto no era importante en ése momento.

La ropa voló rápidamente a todos sitios de la habitación de hotel, el edredón de la suave cama de dos plazas cada vez estaba más húmedo por el sudor que ambos cuerpos liberaban. Llegó un momento en el que JiMin rasgó levemente la tela de los calzoncillos de JeongGuk, ambos riendo por el momento tan particular. Besos, más besos. Las marcas comenzaron a ser notables entre los muslos del modelo, en los pezones del rapero, marcas rojizas y violáceas lo más discretas posible. JeongGuk hacía arquear la espalda de JiMin, su cuerpo brillaba gracias a las luces de la ciudad, muy por debajo de ellos. Y a pesar de que sus rostros no se veían, sus ojos parecían dos pares de diamantes en bruto, linternas de tenue luz de placer y cariño.

Cuando ambos fueron un poco más concientes de lo que hacían, JeongGuk tenía a JiMin de espaldas en una esquina de la alta cama y su miembro gozaba de estimulación entre sus nalgas, la voz rota del modelo parecía arruinarse más y más conforme el tiempo pasaba. El lubricante estaba en el suelo, y parte de su contenido estaba siendo ocupado en ése trabajo, haciendo que el obsceno sonido y el aroma se esparciera por el cuarto como si se trataran de feromonas. JeongGuk susurraba que JiMin era un buen chico, tan sensible, deshecho, obediente ante su tacto. Sus dedos afirmaban la piel de sus nalgas y las amasaban constantemente, palpaban las cicatrices y hacían a JiMin olvidarse de las mismas.

Tan fácil de amar, de olvidar los complejos incorrectos. Complejos innecesarios.

— ¿Qué dicen los chicos buenos?

— ¡P-por favor...! — el rubio ahogó un grito de placer, sintió la punta de la erección contraria tentándole, presionando su entrada con insistencia. Sabía que tenía que completar la oración, pero la voz no le daba para mucho más y estaba desorientado en el disfrute de la situación. JeongGuk en cambio tomaba conciencia y dejaba de agarrar control de su cuerpo, y era probablemente por éso que sus movimientos parecían menos certeros. Sin embargo, sus caderas se movían especialmente para seguir dándole placer a su novio.— ¡ ... me... métela, por favor!

— Buen chico. — JeongGuk se inclinó al hombro de JiMin para dejar un beso. Su mano derecha ayudó a su miembro a meterse en el modelo, tal como él mismo lo pedía con anterioridad. Fue algo lento, pero gracias a la calma, a ninguno de los dos le dolió el asunto. Ambos gemían y jadeaban las vocales abiertas y los nombres ajenos, ojos cerrados, tomándose de las manos y entrelazando sus dedos perezosamente. O mejor dicho, lo mejor que pudieran hacer en medio de mantener relaciones sexuales.

Y es que a pesar de que el rapero estuviera embistiendo con tanta fuerza, tocando a JiMin por todos lados y besando su espalda delgada, sus brazos tonificados, su cuello grueso... a pesar de que pareciera tan agresivo por los lloriqueos del modelo, no lo hacía desde otro sentimiento que no fuera el que le impulsaba a quererlo tanto, a trabajar ése profundo amor que juntos estaban experimentado.

— ¿Te gusta, niño lindo?

— N-no pares... No pares... Por favor...

el lemon como las pelotas
pero que se entienda que culiaron rico
😋😋

JEON97 𐙚 来る . GGUKMIN AU.Where stories live. Discover now