Capítulo 22

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—¿Cuándo se lo dirás a Theo? —preguntó Hermione, vestida con un nuevo traje gris a la medida y una blusa roja, sentada cómodamente en el sofá mientras disfrutaba de una buena taza de café.

—Quisiera que fuera un día especial —comentó Luna con voz soñadora, acomodada al otro lado del sofá con una taza de té—. Probablemente se lo diga el sábado en una cena especial..., con unas botitas tejidas ocultas en una cajita de regalo...

Ambas sonrieron contentas al imaginarse ese momento, y suspiraron antes de darles un sorbo a sus bebidas.

—Aun no puedo creer que voy a ser tía.

—Y yo aún no puedo creer que voy a ser madre— suspiró la rubia, acariciándose ilusionada su aun plano vientre.

—Y yo aún no puedo creer que todo fue un simple susto y no estoy embarazada —dijo Ginny al entrar al salón mientras aún se desperezaba—. Buenos días chicas. ¡Oh mi Dios! Eliza definitivamente tenía razón ¡estás espectacular con ese nuevo estilo!

—Gracias Ginny —dijo Hermione contenta—. Y buenas tardes si no te apuras —replicó sonriente—. Te quedan diez minutos.

—¿Qué? —la pelirroja vio el reloj de pared que colgaba en la sala y se dio cuenta que su amiga tenía razón—. Oh rayos. —dio un largo bostezó mientras se dirigía a la cocina a buscar su buena ración de cafeína.

Las chicas habían llegado nerviosas la tarde del sábado al apartamento luego de haber comprado las pruebas de embarazo, tanto así que les avisaron a los chicos que su "día de chicas" se extendía a "fin de semana de chicas" en caso de que recibieran varias sorpresas. Incluso Hermione, con sus cuentas de su ciclo menstrual, se encontraba un poco asustada de que estuviera embarazada y no se hubiera dado cuenta. Después de varios minutos sin saber que hacer o reaccionar, las tres decidieron ir de una en una al baño principal, empezando por Luna donde las sospechas eran mayores, seguida de Ginny que tenía más apuro que la economista para salir de dudas, y por último Hermione.

Ginny y Hermione abrazaron emocionadas a una llorosa pero feliz Luna cuando asintió a la silenciosa pregunta, luego Ginny salió un poco confusa cuando su prueba dio negativa, y Hermione salió con un "se los dije" cuando mostró el mismo resultado. Una vez aclaradas sus dudas decidieron terminar el día en el apartamento, disfrutando de una noche de risas, planes sobre el futuro bebe, películas y demás, cayendo a los brazos de Morfeo muy entrada la madrugada. Y ya que aún les quedaba el domingo, optaron por disfrutar un día de compras y peluquería antes de volver a sus rutinas.

—¿Y bien? ¿Cuándo iremos con la doctora?

—Sería conveniente el viernes en la mañana. Todas estaremos disponibles y así Luna tendrá una buena foto que mostrar en su cita del sábado —propuso Hermione con una sonrisa de complicidad hacia la rubia.

Ginny miró a la futura madre—. ¿Piensas decírselo el sábado? —al ver que la aludida asintió en respuesta estuvo de acuerdo con la propuesta de la castaña.

—En ese caso llamaré a Parvati para que nos pueda recibir ese día, ya saben lo solicitada que es —comentó Luna sacando su teléfono de la cartera pero al ver la hora decidió guardarlo nuevamente—. Será mejor que la llame desde el consultorio, ya es hora de irnos si queremos llegar a tiempo.

Mientras Ginny se terminaba de tomar su café y corría a buscar su bolso, las demás solo sonrieron y negaban con la cabeza a la vez que salían del apartamento para comenzar otra semana laboral.

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El otoñal sol matutino se reflejó en el parabrisas de un Bugatti Veyron mientras se estacionaba al frente de una gran construcción de infinitos ventanales. Un rubio de ojos grises salió del auto y se dirigió con rapidez a la entrada del lugar.

Dulce PesadillaWhere stories live. Discover now