Colours ¦¦ bts;kim taehyung

008. Purple

Kim Taehyung

¿Valía la pena? ¿Valía el estar dando todo de mí?

No, no lo hacía.

Jimin, Jungkook, Sunie, todos, absolutamente todos tenían razón.

Yo no merecía esto pero, era tan terco, ciego e inevitablemente, un loco enamorado.

Porque si, yo estaba enamorado de Hyesun.

Después de ver con mis propios ojos como ella, con sólo una botella de soju encima, se fue directo a los brazos de aquel morocho, compañero de clase de ella y del cual, Hye me había hablado una que otra ocasión; Namjoon.

Después de recibir la llamada de Sunie de que, su compañera de apartamento, salía una vez más, como era su costumbre todos los sábados por la noches, hacía ese bar medianamente bueno que se encontraba en la parte más visitada de Hongdae, decidí ver cómo actuaba.

Ver si era como todos decían que era en realidad.

Baje por unos segundos la mirada hacia la punta de mis desgastados tenis con un color negro que se estaba deslavando por las constantes lavadas y uso.

Cuando volví a ver a aquel par, mi corazón se apretujo tanto que me dio miedo.

Me hice tan chiquito que solo quería salir corriendo de aquel local y arrepentirme de estar viendo el beso que Hye y Nam, estaban compartiendo con gusto.

Pero no pude salir del local, ni tampoco pude ir a reclamar lo que se supone, era mío.

Porque sí, ella era mía y yo suyo o eso en un inicio habíamos dicho.

Tome el celular que se encontraba en mi bolsillo trasero, marque el número de Jimin, tres timbrazos después, él contestó.

-Jimin-ah, tenías razón.

Mi voz era un susurro apenas, amortiguada por la música y gritos de aquel lugar.

Mi vista y respiración comenzaban a fallar, las luces púrpuras del lugar me molestaban.

Comenzaba a sentir aberración al púrpura.

Las luces son púrpuras, su color favorito es el púrpura, mi cabello es púrpura.

Sentí náuseas mientras Jimin, desesperado, hablaba al otro lado de la línea.

-Tae, mandame tu dirección, iré por ti, no hagas nada tonto, por favor.

¿Tan inestable era? ¿Tan dependiente me creía?

Tal vez, le quise dar el beneficio de la duda a Hyesun, pero, ya era suficiente.

Yo sabía que éste, no era yo. Era tiempo de regresar a mi.

-Iré a tu departamento, debemos de hablar sobre unas cosas.

Y con la afirmación de Jimin, salí de aquel bar, con la puerta cerrándose detrás mío, cortando así, aquellas cuerdas que me mantenían unido a ella.

¿Quería jugar?

Pues adelante, pero estoy seguro de que, ganaré este juego.