Colours ¦¦ bts;kim taehyung

002. Yellow

El amarillo, aparte de tener en sus manos a la felicidad, tenía también a la espontaneidad.

Y ambos, describían lo que significaste en mi vida.

Una felicidad espontánea.

Recuerdo aquel 15 de enero, el día de regreso a clases, el primer día que te vi cuando atravesaba la facultad de arte para ir directo a la mía.

-Disculpa, ¿sabes donde está la facultad de artes?-. tu voz mostraba con claridad lo confundido que te encontrabas, me causaste una ternura inmensa a pesar de que tu belleza me abrumo desde primera instancia.

-Umh sí, estás en ella.- sin querer, mi tono de voz fue burlón y tu te sonrojaste por ello. - es este edificio, la entrada es aquella que ves allí, te diría donde queda la oficina pero no conozco por dentro el edificio, lo siento.

-Oh, no te preocupes, ya fuiste de mucha ayuda.- la particular sonrisa cuadrada que era parte de ti, aquella vez fue la primera vez que la vi.- Gracias eh...

Dudaste en decir mi nombre ya que, era obvio que no sabías.

-Park Hyesun.

-Gracias Hyesun-ssi, soy Kim Taehyung.

-No fue nada, Taehyung-ssi.

Estaba por irme, pero escuché tu voz tan singular de nueva cuenta.

Observé de manera detallada como tus orejas se ponían rojas, te encorvaste un poco mientras veías al suelo, rascándote el cuello con la mano izquierda y tu derecha buscaba algo en el bolsillo delantero de tu pantalón.

-¿Sería maleducado si te pido tu número?-. me tomaste por sorpresa, todo mi rostro se puso rojo.

Cuando al fin alzaste la mirada y enderezaste tu espalda y dejaste tu cuello en paz, tu mirada era profunda, pude notar que en tu ojo derecho se marcaba levemente un doble párpado, mientras que en el otro, no.
No sé si aquello fue suficiente, pero hiciste que se me cortara la respiración unos segundos, provocando que mi rostro se tornara aún más rojo y tu sonreiste con ternura.

No podía contestar, y tú sonrisa poco a poco se desvanecía, provocando un odio contra mí misma.

-Creo que sí es grosero, lo siento-. una pequeña reverencia hizo que mi boca por fin hablara.

-Oh no, no creas eso, es solo que..-suspiré y sonreí genuinamente para ti- me tomaste por sorpresa.

Tu sonreiste también y me extendiste un teléfono celular que sacaste del bolsillo donde estaba guardada tu mano.

Lo tomé y así, intercambiamos números y nuestra pequeña pero intensa historia comenzó.