La noche anterior había sido luna llena, y fue bastante mal. Remus había salido muy mal parado, y yo también tenía algunas heridas.
Me dolían muchísimo más costillas, y estar tumbado boca abajo en una camilla no ayudaba. Lo peor de todo es que ese día era mi cumpleaños, y lo iba a pasar en la enfermería.
No solo era mi cumpleaños, sino también era el día en que descubriría con quién pasaría el resto de mi vida.
Abrí los ojos con dificultad, moviéndome hasta quedar tumbado boca arriba. Emití un quejido de dolor y traté de incorporarme, pero me dolía tanto el pecho que eso solo hizo que me costara respirar, así que me volví a tumbar.
No llevaba camiseta, pero una sábana cubría mi cuerpo totalmente desnudo excepto por la ropa interior.
"¿Padfoot?" Una voz ronca y débil habló a mi derecha, y giré la cabeza con dificultad para ver a Remus, que estaba en la misma situación que yo.
"Hey, Moony. Buenos días" Dije sonriendo.
"Oh, no...Joder, no...No me digas que tú...Y encima el día de tu cumpleaños...Joder..." Los ojos de Remus se llenaron de lágrimas y sentí una punzada en el pecho que nada tenía que ver con el dolor de mis costillas.
"Eh, Rems, no llores" Dije asustado.
"Soy...Te he herido...Vas a pasar tu cumple en la enfermería por mi culpa..." Murmuró.
"Eso significa que estaré todo el día contigo. Lo cual es el mejor regalo de cumpleaños que me podías haber hecho" Respondí para intentar consolarlo, aunque era verdad.
"No tiene gracia Sirius, soy un..."
"¿Un amigo maravilloso? Sip, sin duda" Le guiñé un ojo y se ruborizó.
En ese momento entraron Pomfrey, James, Lily y Peter.
"Hola" Saludó James "¿Cómo estáis?"
"De maravilla" Respondió Remus sarcástico.
Lily lo miró con tristeza y se acercó a abrazarlo con mucha delicadeza para no hacerle daño, lo cual me enfadó por alguna razón.
"Señor Lupin, a usted ya le he aplicado todas las medicinas necesarias, así que solo debe reposar. En cuanto a usted, señor Black, debo aplicarle está poción en la zona de las costillas para calmar el dolor.
Asentí y vi como mis amigos se sentaban en sillas entre la camilla de Remus y la mía.
Yo giré la cabeza para mirar a Moony, que respondía brevemente a las preguntas de los chicos y sonreí por inercia.
Entonces Pomfrey soltó una exclamación ahogada al tiempo que bajaba la sabana que me cubría el pecho. Estuve a punto de ignorarla, pues mirar a Remus era más interesante, pero entonces ella habló:
"¡Oh, cariño! ¡Cuánto me alegro por ti!" Fruncí el ceño, confundido, solo para girar la vista al frente y ver a Pomfrey mirar mi pecho. Al principio me extrañé, pero entonces levanté la mirada para ver eso que le había llamado tanto la atención.
Y entonces fui yo el que me quedé con la boca abierta.
Mi corazón comenzó a latir tan rápido que sentí que se me saldría del pecho, y una extraña emoción me invadió de pronto.
"Es..." Lily me miró sorprendida, para luego mirar a James y Peter, que estaban boquiabiertos como yo, y después a Remus, que no alcanzaba a ver qué ocurría y estaba muy confundido.
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