¿¡Ryder!?

Me incorporé de golpe.

Mala idea.

- Mi cabeza... - La sujeté con ambas manos.

- ¡Este maldito aparato! - Se quejó el chico mientras le daba un par de vueltas tratando de hacerlo callar.

No recordaba lo que estaba pasando ni por qué diablos estaba en el sofá sobre el tipo más despreciable de la escuela.

Para colmo, por mi posición encima de él, podía sentir que su amigo ya se había despertado.

Dios... Qué asco.

Me incorporé como pude, tambaleando en el intento, pero finalmente logré ponerme de pie lejos del cuerpo del sujeto que apenas comenzaba a espabilar.

- Buenos días - Dijo él tratando de sentarse con las manos en la frente y los ojos cerrados.

No respondí, miré a mi alrededor; Trina y Cat aún dormían en el sofá restante, pero fuera de esos tres, la casa estaba ya completamente vacía.

- Tienes que irte... - Fue lo primero que dije cuando volví a enfocar mi atención en Ryder.

- Lo sé, sólo... Dame un segundo - Dijo con los ojos cerrados - Hacía mucho que no bebía de esta manera. -

Podía ver en su rostro y camisa marcas de mi lápiz labial. No podía recordar con claridad lo que había sucedido y eso comenzaba a preocuparme.

Había escenas sin forma en mi mente, en ninguna pasaba nada inapropiado, pero... ¿¡Cómo podía estar segura de eso!?

- Ryder... De verdad tienes que irte - Dije con un nudo formándose en mi garganta.

Estaba experimentando muchas cosas en ese momento; dolor de cabeza, náuseas, confusión, culpa y acaba de recordar que seguía sin saber nada de Jade, eso agregaba al repertorio cierto dolor en el pecho.

- Ya... Ya lo sé - Se incorporó y comenzó a caminar a la puerta, lo seguí a una distancia prudente - Mira Tori, yo sé que no te agrado - Se detuvo en el marco y me miró - Pero te juro que lamento mucho lo que sucedió, soy un idiota... -

- No quiero escuchar nada de eso, no podría importarme menos... - Negué cerrando los ojos con fuerza - Tengo problemas más importantes en este momento que estar pensando en idiotas como tú -

Él asintió con la mirada puesta en el suelo.

- Feliz cumpleaños... - Dijo antes de cerrar la puerta.

Traté de despertar a Trina, pero sólo obtuve un par de murmullos inentendibles. Así que lo intenté con Cat teniendo mayor éxito.

- Buenos días Tori - Dijo la pelirroja con un pequeño bostezo. - Buenos días Trina - Se incorporó del espacio que compartía con mi hermana y en menos de diez segundos estaba como si nada.

- ¿Te sientes bien? - Pregunté pues, a comparación mía, ella parecía una fresca zanahoria.

- Si - Dijo con una pequeña risa.

- ¿No te duele la cabeza? - Ella negó - ¿Cuánto bebiste anoche? - Indagué extrañada.

- No lo sé - Alzó los hombros - Sólo bebí lo que Trina me daba, sabía bien... -

- Ya veo... - Miré a mi hermana con intriga, seguía completamente dormida. - Debo dormir un poco más... - froté mis sienes.

- Oki, yo me iré... - Comenzó a caminar felizmente hasta la puerta.

La cita - JoriWhere stories live. Discover now