Capitulo 25

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-¿Acaso nadie piensa responder? - trate de sonar calmada

Tenía toda la atención de los dos, al parecer Matthew no se encontraba en la casa, quería ser educada y correcta, como mamá y papá me enseñaron, pero esa mujer me hacía perder la cabeza de solo mirarla.

Se encontraba arrodillada frente a Aaron, el maquillaje completamente regado y halaba de los pantalones de él; era la imagen exacta de la desesperación; Incluso llegué a sentir una pizca de lástima, pero la mande a volar lejos. No se merece nada de eso.

- Suéltalo y levántate Rebbeca - le dije en un tono muy calmado.

- Aaron yo... -

- ¡Te dije que te levantaras, maldita sea! - la tome del brazo y la hale

Para ella yo no existía en esa habitación, solo fui una especie de mosquito que llamó su atención por su zumbido, pero no iba a permitir que me pasara por alto. No en mi casa.

La hale aún más fuerte del brazo e hice que se levantara, ella acomodo su falda y se limpió el rostro. En el momento en que la vi repuesta, levanté mi mano y la estrelle contra su mejilla. Se asombró, se lo merecía pero no iba a quedar satisfecha con eso; sin siquiera dejar que lo previera, volví a levantar mi mano y la planté en la otra mejilla. Hasta las cachetadas me gustaban dobles. Quise reírme de mi ocurrencia. Dios mío perdóname.

- ¡¿Que mierda te pasa estúpida?! - me gritó mientras se llevaba las manos a sus mejillas

- Eso es para que aprendas tu lugar - me fui acercando más hasta donde ella - Espero que sea la primera y última vez que te vea en mi casa - le hable muy cerca de su rostro - También espero que sea la última vez que tenga que verte y toques a alguno de mis hombres, porque a la próxima, no me conformare con darte cachetadas - Me acerque a su oído - ¿Entendiste, Perra? -

- Aaron... No puedes permitir que ella me hable así - intentó volver a tocarlo pero Aaron se corrió hacia atrás, lejos de ella - Tú me amas, me lo dijiste - Comenzó a caminar de nuevo hacia él

Cruce mis brazos y dirigí mi mirada hacia Aaron queriendo que me diera una explicación de lo que estabas diciendo esa loca.

- Estas loca Rebbeca - le dijo mirándola de forma fría - Nunca te he dicho eso. Y con respecto a Katherine, te vuelvo a informar que es la señora de esta casa y puede hacer lo que le plazca, incluso hablarte de la forma en que lo hizo. - Suspiro - Por favor, vete. Te lo digo por última vez. ¡LÁRGATE DE MI CASA DE UNA BUENA VEZ! - Le grito

Su grito nos sobresaltó a ambas y me di cuenta que estaba agarrando los últimos pedazos de su auto control, su cara se tornó roja y las venas en su cuello se marcaban, ambas estábamos en una especie de trance, pero tuve que obligarme a salir de eso, tenía que colocar límites y si era necesario de sacar de los cabellos a esa mujer, sería un placer.

- Yo... -

- Ya te hemos dicho que te vayas - no la deje hablar - Hazlo de una buena vez o llamaré a la policía y presentaré cargos por Acoso y entrada ilegal a mi propiedad - Camine rápido hacia la puerta y le mantuve abierta para que saliera

Ella tomó su bolsa, se limpió su rostro y emprendió la caminata hasta donde yo me encontraba; me imagino que ella aún se sentía diva y para nada derrotada por la postura de sus hombros y la barbilla en alto, pero no me importaba y sabía que esto no se detendría aquí.

- No estas preparada para manejarlos - se detuvo frente a mi aun con la mirada al frente - Ya lo veras.

- ¿De verdad? - le pregunté - Pues creo que tengo los mismos dos orificios que tú, a no ser que tu tengas tres ¿o sí? - levante una de mis cejas y salió de mí una risa burlona.

Nuestra para amar. (Nuestra Ángel Nuestra Diabla)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora