Capitulo 11

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Maldita Sea, vuelve a tus sentidos. Lo había susurrado muy bajo mientras me pegaba pequeñas cachetadas frente al espejo. ¿Qué demonios había ocurrido? Había salido corriendo al baño en el momento en que apareció Matthew por esa puerta; para mí era impensable estar en esa situación con Aaron, lo máximo que había pasado entre nosotros era un beso, pero de un salto llegue a correrme en su mano y ofrecerle mis senos. ¿Qué demonios estaba mal conmigo? ¿Dónde coño deje la dignidad? Todo lo ocurrido desde que los conocí en persona me golpeo de lleno cuando mire mi rostro casi saciado en el espejo,Malditas hormonas pre-menstruales.

Ellos estaban jugando conmigo; no podría ser nada más que eso, solo querían tenerme en la palma de su mano y poder hacer conmigo lo que quieran y cuando se harten de mí, me botaran a la basura como una más, ¿Comparten? ¿Una mujer para ambos? ¿Qué clase de personas son mis jefes que pueden tener una sola mujer para los dos? ¿Eso no sería ser una puta con cada una de las letras? Tocaron la puerta; era Aaron y no quería contestar. Volví a recordar su lengua en mis pezones y regreso a mí la imagen de él pegados a ellos adorándolos, volví a recordar su mano en mi sexo, como su calor me embriago y me llevo hasta la cima de la montaña y me dejo caer en el abismo. Mis hormonas pre menstruales no me ayudaron en nada y solo hicieron que llorara, aun sentía sus manos sobre mí, aun sentía su aliento y su calor en mi cuerpo y que me capen si digo que no llegue a pensar en que Matthew se nos uniera en cualquier momento ... ¿Eso no me convierte en la puta con todo y letras que mencione? ¿Eso no me convierte en una igual ante ellos? Por ahora tenía a quien culpar y era a la maldita regla que estaba próxima a llegar y me tenía más sensible de lo normal.

Lave mi cara por última vez tratando de borrar las lágrimas, pero salían cada vez más, el simple pensamiento de que podrían estar utilizándome y que representaba para ellos solo su juguete sexual me estaba afectando de sobremanera. Era una maldita chillona pero mis pensamientos estaban acabando conmigo. Salí del cuarto de baño como caballo cochero sin mirar en ninguna dirección a excepción de enfrente. Escuche sus voces y mi cuerpo me recordó lo que me hacen sentir. Me había enamorado de estos hombres y ni siquiera han hecho nada para lograrlo, me enamore como una adolescente de ¡DOS! hermanos, no uno sino los dos hermanos, donde uno solo me ha seducido y el otro es un maldito bipolar que en un momento solo soy su asistente personal y en el otro me está adorando, en palabras dichas por el mismo; mi cabeza me estaba acribillando con pensamientos racionales e irracionales y necesitaba salir de ahí, así que en el momento en que la salida se me presento en bandeja de plata, me escabullí sin mirar atrás.

Camine hasta mi escritorio, tomé mi bolso y salí como bala hacia el ascensor, dentro de él me acomode la ropa e intente calmar mis emociones y arreglar un poco la cara de demacrada que llevaba por las lágrimas.

- ¿Kathe? - escuche que decían el diminutivo de mi nombre, pero como nadie me llama de esa manera no preste atención y seguí mi camino hasta la acera para poder tomar el taxi. Debo comprar un carro. - ¿Kathe? - volvieron a decir y esta vez me gire y era un hombre, bastante joven que se colocó al lado mío. Me extrañe y el también me miraba extrañado o hasta asombrado.

- ¿Disculpa, te refieres a mí? - le pregunte

- ¿Tu nombre es Katherine? - me pregunto acercándose un poco más y me llegue a asustar. Di un paso atrás

- Así es ¿Por qué? - pregunte; que alguien que nunca has visto en tu vida te comience a hablar de la nada es un poco aterrador.

- ¿Podrías decirme tu apellido? - volvió a preguntar. ¿Dónde estaban Aaron y Matthew cuando en verdad se necesitaban?

- ¿Para qué quieres saberlo? - pregunte - ¿Quién eres? - le lance otra pregunta.

- Lo siento, no soy una mala persona ni nada por el estilo ¿podrías decirme tu apellido? - me dijo

Nuestra para amar. (Nuestra Ángel Nuestra Diabla)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora