EPÍLOGO

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2019, 8 años después.

Dejo las flores en el florero que tiene al lado de la lápida con su nombre. Antes saqué las que habían puestas porque se estaban secando, lo que quiere decir que efectivamente, alguien vino a verla hace no tanto.

Me pongo de rodillas para leerla otra vez.

Han pasado ocho años, y aún duele tanto como la primera vez que vine.

—Hola —digo, hablándole como hago cada dos semanas—, es raro como extrañé venir acá el otro día. Pero era el cumpleaños de la Kathie, y no pudimos decirle que no cuando nos pidió ir a la playa —sonrío, entre el llanto que amenaza, pero no sale. 

No salen más que dos lágrimas.

Y eso es porque todas las que tenía las lloré en estos ocho años, y también hasta las que no tenía.

—Esta cada día más hermosa, ¿sabes? Se parece mucho a ti. Tiene una risa tan contagiosa como la tuya, y cuando está nerviosa se muerde las uñas. Bueno, lo hacía, porque con la Javiera le quitamos ese hábito. 

»El otro día me preguntó por ti, por su mamita Carla, me dijo que te preguntara como era el cielo, y que te mandaba muchos besos. Todos estamos bien, dentro de lo posible... El Nico, bueno, ya sabemos cuanto le costó, pero le pidió matrimonio a la Daniela. Se van a casar en dos meses, y están esperando a su primer hijo. Le costó seguir adelante, pero lo consiguió de a poco.

Tomo aire, y sigo hablando. Esto es muy difícil, más de lo que imaginaba.

—La Javiera ya está terminando su carrera de psicología, se recibe el próximo año según le dijeron, pero ya me contó que pronto comienza las prácticas remuneradas... El Camilo está super feliz por ella, ¿y cómo no? Si siempre la ha apoyado.

»Tu mamá tiene un muy buen trabajo, no como el anterior que te conté, y yo me aseguré de eso. Es la mano derecha de mi tía en su peluquería, y por lo que me dijo, está pensando en convertirla en su socia. Tus hermanas están muy bien; la Sofía  con sus quince años, y sigue siendo mejor estudiante de su curso, como lo eras tú, y el año pasado, como todos los años, reconocen su esfuerzo, y le encanta el futbol, juega todas las tardes apenas sale del colegio, mientras que la Martina ya va a salir de cuarto medio, y al igual que tú, como una vez me contaste, quiere estudiar pedagogía en matemáticas, tiene un gran futuro por delante.

»Y luego estamos la Kathie y yo. Parece imposible pensar que me haya guardado cosas tan fuertes...  Bueno, yo viví con mi tía hasta que cumplí los dieciocho, y de mis papás no volví a saber desde que les dije que si no me dejaban estar con ella, los denunciaría por haberme obligado a abortar. Solo supe por ahí que mi papá está enfermo, y que está mal, pero no me conmueve, ni un poco... Saqué mis ahorros del banco, y ayudé a tu mamá para cuidar a la Kathie, pero en un momento ella no estaba bien, tu muerte le afectó mucho, y apenas me convertí en mayor de edad, me cedió su cuidado personal, pero no te confundas, sigue viéndola todas las semanas, y es una abuela presente, así como tus hermanas son unas tías super amorosas.

»A veces me planteo volver a la universidad, pero como las otras veces, temo no sentir que encajo ahí. Pero, ya sabes, con lo que empezó siendo un pequeño emprendimiento con ayuda de mi tía, que terminó con una cadena de tiendas de ropa a lo largo de todo el país, no hay presión en pensarlo. Pero quizás fue lo mejor. Gracias a eso conocí a mi pareja; Sebastián, es abogado, y nos conocimos cuando fue a comprar un traje para su primer caso. Me hace muy feliz, y estoy completamente enamorada.

APENDICITISWhere stories live. Discover now