TRES | CARLA

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1 mes después. 

—Pero... mamá, no quiero —confesé a mi mamá, sin que ella soltara mi mano sobre mi pierna.

—Mi amor, es que es lo único que nos queda... —agarró mi cara entre sus manos, y lloró conmigo—, no puedes quedar con la duda y al final llevarte una sorpresa.

Me dejé caer contra sus piernas como cuando era chica, y ella, al igual que en esos tiempos, me hizo cariño en el pelo. Escuché su llanto, el que solo se mezclaba con el mío.

—¿Por qué me pasa esto a mí, mamá? ¿Por qué? ¿Qué hice para merecerlo? ¡¿Qué mierda hice para sentirme tan sucia y usada?

Sollocé aferrada a sus piernas, aún no lo podía creer.

Rondaba por mi cabeza el día siguiente a ese, cuando desperté llena de sangre, moretones, marcas, en medio de esa maldita calle. Cuando el dolor que tenía en mi entrepierna me estaba matando.

También el momento en el que quien me encontró fue una vecina que pasaba por ahí, una señora mayor, que está demás decir que quedó horrorizada con lo que estaba viendo.

Y no me quedó más que poner una denuncia, una que esperaba que algún día sirviera para algo.

Hace unos minutos, tras haber estado todo este tiempo con mareos, vomitos, y sensibilidad en los pechos, mi mamá me dijo que me había comprado un test de embarazo, porque todo indicaba a que lo necesitaría.

Quería decirle que era imposible, que yo no podía estar embarazada de ese imbécil de mierda. Pero no podía, porque era lo más probable, yo no había tomado la pastilla del día después, porque no sabía que existía hasta hace un rato.

Y lo había descubierto gracias al reto que me dio la vendedora.

De todas formas, no la hubiese podido comprar, si mi mamá nos mantiene a mí y a mis hermanas como puede después de haber sido despedida.

¿Por qué mi vida es tan injusta, hueón? ¿Qué he hecho yo para tener que estar pasando esto?

¡Soy una buena persona! ¡Siempre he tratado de sacarme las mejores notas, de ayudar a mi mamá con las cosas de la casa, de cuidar a mis hermanas cuando hemos pasado la noche entera solas, he faltado por cuidarlas, he hecho de todo!

No me gusta decirlo como si fuera la mejor mina del mundo, porque no lo soy, ¡pero jamás he tenido algo peor que esto que pasar!

—La vida no siempre es igual con todos... Y muchas veces tenemos que sentarnos y mirar lo que nos tocó... Por la cresta, Carla, ¿por qué tuve que dejar que te quedaras hasta allá hasta tarde? Todo es mi culpa.

Me levanté y sequé sus lágrimas con la yema de mis pulgares.

Le iba a pedir que no siguiera soltándolas, pero no podía, yo estaba en las mismas.

—No fue tu culpa mamita, y la mía tampoco... Es culpa de ese hueón.

Nos abrazamos y lloramos juntas otro rato hasta que llegaron mis hermanas y tuvimos que disimular. Mi mamá se fue a ver si había algo para tomar once y yo... yo fui al baño a hacerme el famoso test.

Seguí todas las instrucciones de la caja. Mientras esperé los cinco minutos me senté en el suelo para pensar en como cambiaría mi vida si salía positivo.

Tenía que abortarlo. Y tener cuidado, podría hasta irme presa, ya que abortar es ilegal.

¿Cómo podría, en el caso, tener que sufrir las consecuencias yo por lo que alguien plantara en mí sin mi consentimiento?

Leyes de mierda, hueón.

Otra cosa sería darlo en adopción, pero no. Prefiero pensar que mal que mal, saldrá negativo, es lo mejor que me podría pasar ahora.

Igual, si salía negativo, iba a quedar hecha mierda para el resto de mi vida, iba a tener quisiera o no el mal recuerdo de esa noche, iba a tener quisiera o no la peor primera vez del mundo.

Miré la hora en mi celular, faltaba un minuto.

Tomé aire, intenté tranquilizarme. Seguía sin una idea de que hacer si el resultado no era el que quería.

No esperé más y di vuelta el aparato, viendo de inmediato el resultado.

Y ojalá no lo hubiese hecho.

Porque puedo jurar que la pena, el asco, la rabia, la impotencia, todo el tiempo que vomité pensando en ello, todo el rato que volví a llorar viéndolo, y los gritos que aguanté cuando vi que el test salía positivo, no se los deseo a nadie.

APENDICITISWhere stories live. Discover now