CAPÍTULO TREINTA Y SIETE.

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A pesar de que apreciaba el intento de Blake por distraerlo un poco, no podía simplemente concentrarse en lo que estaba diciendo, su cabeza había comenzado a doler al igual que su pecho, había algo que no lo dejaba en paz.

Su preocupación estaba en Dante y en Esteban, su mejor amigo había sido golpeado brutalmente y temía que su situación hubiese empeorado, también estaba preocupado por Andrew, el hombre se había tenido que hacer cargo de la protección de Dante y de la propia él solo, sólo esperaba que estuviera a salvo.

Había tantas preocupaciones en su cabeza que poco a poco comenzaba a punzar más y más fuerte.

Los minutos de espera lo estaban matando, podía escuchar la voz baja de Esteban gimiendo en cada tope, con cada movimiento bruco del auto. Necesitaban llegar rápido.

— ¿Puedes ir más rápido?

El auto aceleró un poco, aunque sabía que no podían llamar la atención, no cuando tenían a gente detrás de ellos por tomar a Álvaro, desde ese momento y más que nunca, tenían que tener cuidado pues las vidas de todos estaban en peligro. El auto se detuvo luego de bajar por lo que parecía ser una empinada colina, el terreno estaba rodeado de nopaleras, arbustos y árboles, el verde reinaba; estaban quizás en el hospital de algún pueblo.

Corrió hacia la entrada, sin importarle si quiera que no sabía dónde se encontraba el chico, sabía que James iba a hacerse cargo de proteger y ver que Esteban estuviera bien atendido.

Blake lo seguía mientras el corría por el pasillo, por obra y gracia de Dios, no había más gente que los médicos y enfermeras que atendían el lugar.

— Al final del pasillo, Dakota.

Giró cuando topó contra pared, el olor a desinfectante y hospital lo estaba mareando. Su corazón se detuvo cuando vio a Andrew sentado en el piso con las manos cubriendo su rostro, el dolor se extendió por su pecho mientras corría hacia él. Blake detrás suyo, pero a una distancia pertinente.

— ¿Andrew? —cuestionó, sus palabras habían salido vacilantes, su voz temblaba al igual que todo su cuerpo.

Pudo ver la forma en la que su mano temblaba violentamente mientras se ponía de rodillas delante de su amigo y tocaba su hombro. Andrew lo miró rápidamente cuando escuchó su nombre, sus ojos estaban rojos y llenos de lágrimas, sus manos y cuerpo estaban cubiertos de sangre, el nudo en su garganta se hizo más grande y sus ojos picaban.

— Dakota —susurró.

— Andrew, ¿Cómo...? ¿Estás bien? —miró la sangre, Andrew observó sus manos.

— No es mía —dijo antes de comenzar a llorar, sus labios temblaban violentamente—. Yo hice todo lo que pude, traté de detener la sangre, pero no pude —Andrew lo apretó, su agarre era fuerte en su brazo.

— Andrew, ¿Dónde está Dante? —cuestionó sin darse cuenta que había subido un poco su voz.

Se puso de pie y observó las habitaciones, al fondo había una puerta grande y un pequeño cartel que no alcanzaba a leer, no podía ni si quiera concentrarse, su corazón iba a salirse por su boca.

— No puedes entrar —dijo Blake, sosteniéndolo del brazo.

Se zafó con un fuerte tirón, tenía que cerciorarse de que Dante estaba bien, de que no le había pasado nada.

— Dakota —la voz de mando de Blake podía hacer que cualquier persona se petrificara al momento, pero no funcionaba con él—. Están ayudando al chico, no puedes interrumpir.

A pesar de ello trató de llegar a la puerta, Blake volvió a agarrar su brazo y Andrew se le unió.

— Están sacando la bala, perdió mucha sangre, él ni siquiera está despierto.

Mi salvación.Where stories live. Discover now