Se trata de un cuarto con dos camas dobles, huele a desinfectante y la decoración no evidencia esfuerzo alguno; la habitación es bastante pequeña comparada con la suite de Nick en el enorme edificio/máquina donde vive.

Los únicos lujos que podrían catalogar este espacio como una de las habitaciones con mejor presupuesto y comodidades disponibles, se considerarían al baño propio, aire acondicionado y servicio de tv con Netflix incluido.

—No creo que incluya servicio de caviar y masajes a la habitación—me mofo mientras dejo caer las cosas a la cama.

Él también deja caer sus cosas y me observa sin evitar dejar salir una sonrisa que se marca en sus labios, contrayendo las comisuras de sus ojos claros, dejándome...extasiada. Es bellísimo, mierda, ¡por qué tiene que ser tan lindo este imbécil!

Evado rápidamente su mirada y abro mi valija para sacar algo de ropa. Hay una toalla de la habitación y algunos elementos higiénicos que tomo.

—Cualquier lugar está bien cuando la compañía es placentera.

Su tono impregnado de sagacidad me deja un poco sorprendida así que ignoro que está de pie, a mi lado, esperando por mí, y me voy rápidamente al baño.

No obstante, un llamado suyo me detiene antes de cruzar la puerta.

—Nat, aguarda.

Cielos.

—¿Qué?

No puedo mirarlo, no puedo mirarlo, no puedo mirarlo... Porque sé que en cuanto eso suceda, estaré perdida.

—Estás huyendo de mi—acusa.

—Eso creo.

—Necesito que dejes de hacer eso. Me hiere.

Dejo soltar un resoplido y me tiento de lanzarle una mirada al estilo "¿en serio, idiota?", pero opto por apoyar la frente en la puerta.

—Sé que te hice daño—declara. Oh, Nick, en serio gracias por la novedad—, sé que ese daño ha implicado múltiples variables, pero quiero que por favor entiendas que tu en todo momento prestaste acuerdo. Creí que podrías estar bien, mi costumbre es estar con personas que deciden hacer ciertas...actividades conmigo. Nunca quise someterte en contra de tu voluntad.

Lo hice porque creía que así, al menos, abrirías una pequeña puerta a tu voluntad. A intentar conocerte mejor. Pero demasiado tarde capté que abrir esa puerta sería demasiado doloroso.

Lo pienso. Doy vueltas a la respuesta, pero nunca llego a captar del todo qué sería conveniente decir.

Si una mirada suya es capaz de hacerme caer, caer en otra intención no logrará más que hundirme del todo.

Es difícil no vivir huyendo cuando estás acostumbrada a ser dañada.

Física y emocionalmente.

—Lo siento, Nick—murmuro—. Todas las personas merecen que las traten bien, aunque imploren lo contrario.

Así es que decido entrar y cierro la puerta, escuchando mi nombre repitiéndose desde su boca. En mi cabeza. Porque en ningún momento intenta hacerme volver a él.

Lo cual es una primera pista de que colabora porque no me siga dañando a mí misma.

Largo el agua caliente de la ducha e ingreso completamente desnuda. Los cerámicos color crema se empañan y humedecen de inmediato mientras dejo que el agua relaje mis músculos y me deje pensar con claridad al menos un momento.

O no pensar.

Es precisamente ese el problema.

Que pienso demasiado.

Lo cual está bien, pero a veces mis pensamientos me hacen daño, también me hunden y me empujan a lo peor.

En su momento me protegieron, me ayudaron a huir del fuego que me estaba consumiendo.

Dejo que un suspiro escape de mis labios tibiamente hasta que he logrado exorcizar en parte uno de los demonios que me aterran.

El inconveniente es que el mayor de mis demonios se encuentra al otro lado de la puerta.

Intentando dejar de lado las ideas, tomo el paquete de jabón, lo abro con los dientes y me enjabono. Dejo que la espuma se cree junto con el agua caliente y pronto mis pensamientos son asaltados por la imagen de Malcolm.

Su mirada penetrante, su altura inmensa, sus labios finos, sus brazos duros y anchos, sus hombros fornidos...

Mis manos se deslizan con suavidad junto al jabón y mi piel, en combinación peligrosa, sin poder quitarme de la cabeza al único hombre que me acompañó durante los últimos meses. Un bellísimo dios griego.

Hasta que me espabila percibir que la puerta del baño se abre.

Corro la cortina, asustada y observo al otro lado.

De pronto un dios griego huye de mis pensamientos para dar lugar a otro que acaba de entrar conmigo al baño.

Su cuerpo desnudo y magnífico se erige delante de mis ojos, mientras el vapor acaricia su piel bronceada.

Intento que un insulto o una palabra cualquiera sea escape de mis labios, sin lograr éxito.

Él me saca del estado de obnubilación entrando conmigo bajo el agua caliente, captándome en un explosivo beso.

Y en el contacto de su boca con la mía, mi cordura, las reglas, los acuerdos, terminan por irse definitivamente al carajo. Todo.


__________________

#LasMentirasDelJefe

__________________

MAYO con EDITORIAL PLANETA

Quieres ver la portada definitiva?? ATENTOS A MI INSTAGRAM: luisavilaok

Nos leemos prontooooo, les adorooo

Bs, ♥

L.

+18 Las Mentiras del Jefeحيث تعيش القصص. اكتشف الآن