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Aleksei

Jodida Anya.

Jodida ella y sus ojos azules que me volvían loco.

Esta mujer me había echo algo, nunca me había sentido así, habían sido años desde que había estado tan tranquilo y satisfecho.

Tener a mi desnuda, excitada y hermosa mujer en mis brazos sólo me había echo perder el control.

Habíamos tenido sexo brusco y completamente caliente, no pude retenerme; la quería, la necesitaba; e iba a conseguirla.

Esta mujer era mía, el bebé que crecía en ella era mío, ella quería intentarlo conmigo y yo con ella; nos estábamos dando una oportunidad.

Y no había nada en mis planes para joder eso. De ninguna manera.

Tú no jodes cosas que valen la pena, tú las cuidas, cuando encuentras diamantes los cuidas y eso pretendía hacer con Anya. Yo no iba a ir a ninguna parte y no me iba a despedir de la sensación que ella había revivido en mi pecho.

Durante la hora que llevaba despierto revivía en mi mente lo de anoche; volver a follar con Anya había sido increíble, incluso mejor que antes. Y eso era mucho decir.

Anya seguía dormida pero la sentí moverse durante la noche, como si tuviera una pesadilla, no quería despertarla; por lo que simplemente la acerque a mi.

Eso fue suficiente para calmarla.

Si bien estos diez días habían sido de los más estresantes; había resuelto gran parte de los problemas que teníamos.

Había hablado con Lev para que el de encargue de acceder a las cuentas de Havel, fue una conversación corta, y directo al grano. El quería arreglar las cosas.

Pero yo no podía, seguía tan enojado como el primer día; no podía dejar ir mi enojo.

Pero tampoco lo había intentado.

Mi pulso se acelera al pensar en hoy; iba a contarle todo a Anya, ella no iba a tolerar no saber, lo veía en sus ojos; el misterio solo la iba a alejar de mi.

Y yo no estoy dispuesto a perder a la primera mujer que me echo sentir algo y que despierta cosas en mi, que además; es la madre de mi hijo o hija.

Contemplo su cuerpo sin nada para cubrirlo, lo que solo despierta mi polla, joder es perfecta, esta mujer es mía. El collar que cuelga de su cuello me llena de orgullo. Aún no podía creer que alguien había sigo tan hijo de puta para lastimarla tanto.

Así como Anya moría por saber de mi, yo estaba más que interesado en saber de ella, en como había sido su vida; quien carajo la había criado para ser la mujer que era; porque la diferencia entre Havel y ella, era abismal.

Yo iba a revelar mis secretos; pero ella iba a darme unos a cambio.

Me aseguraría de ello.

Las manos de Anya de mueven por mi pecho, trayéndome a la realidad; sacándome de mis pensamientos.

-A alguien le gusta madrugar- murmura mientras se da vuelta para quedar al borde de la cama.-te vas a duchar?

-Porque preguntas?

-Por nada- de sonroja.-Solo pensaba en ahorrar agua.

-Sí quieres ducharte conmigo solo dilo- la provoco y ella se pone aún más roja y se ríe.-pero me parece que la tina es la mejor opción.

Ella eleva sus cejas y la veo caminar al baño.

De inmediato me pongo de pie a seguirla.

La mejor maldita manera de empezar el día es esta.


Con Un Mafioso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora