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| chapter twelve |

Caminé por varios minutos y conforme pasaba el tiempo mi cuerpo comenzaba a sentir más y más cambios como si estuviera evolucionando de mujer a lobo

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Caminé por varios minutos y conforme pasaba el tiempo mi cuerpo comenzaba a sentir más y más cambios como si estuviera evolucionando de mujer a lobo. Raro pero ya no sentía mi humanidad e incluso el querer saborear el sabor de la venganza me hacía sentirme aún más salvaje.

Mi olfato estaba desarrollado casi al doble y percibía todos los olores por lo que hice memoria del aroma que despedía el alfa cuando me lo encontré frente a frente y en el instante en que lo localicé, salí corriendo y mis ojos vieron con visión nocturna.

Los músculos de mi cuerpo se tensaban a cada paso que daba en mi carrera y me mentalicé a que pronto estaría de nuevo cara a cara con él pero estaba vez lo obligaría a que se mostrara en su humanidad.

El olor me llevo a internarme aún más en el bosque, por lo que tuve que ir esquivando los enormes árboles que llenaban el lugar.

Me detuve.

Al llegar a una enorme roca que daba una vista de Beacon Hills, se encontraba una figura imponente y oscura. El olor que emanaba de esta era claramente del alfa.

Lo había encontrado.

El alfa no volteó pero estaba segura de que me había escuchado ya que no pareció sobresaltarse cuando le hablé.

— Ya estoy aquí, tal y como lo prometí.

— Sabía que vendrías— contestó con una voz muy ronca, gutural y muy animal.

Un escalofrío me recorrió con rapidez.

— ¿Por qué?— su seguridad me asustó.

— Eso no importa, este es el momento de hacerte parte de mi manada— enfatizó cada palabra. Y cada vez que hablaba los pelos se me ponían de punto.

— Bien, lo haré pero con una condición— el alfa gruñó pero continué—. Quiero verte en tu forma humana.

— Eso es imposible.

— Yo estoy ante ti como lo prometí y además sin estar en mi forma de lobo como una manera de mostrarte que te respeto.

— Deberías estar como lobo ¿o no tienes miedo a que te extermine?— por un momento el miedo me invadió pero volví a estar segura de mi misma.

— Sé que no lo harás porque estoy en desventaja y además me necesitas.

— Es verdad, no lo haría— volteó su rostro hacía mí y me congelé ante sus ojos rojos y peligrosos. Un hocico estaba en el lugar en que estaría su boca y al abrirlo, unos afilados dientes me amenazaron—. Es un trato, te harás parte de la manada y yo estaré frente a ti como hombre.

Asentí y me costó trabajo pasar saliva porque había escuchado que los alfas te obligan a matar con tal de decirte miembro de su manada.

El alfa caminó hacia mí. La imponencia de su cuerpo junto con el de su andar me hizo sentir pequeña y totalmente indefensa. Al detenerse frente a mí tomó mi mano con una de sus garras y la piel se me puso de gallina al sentir lo caliente y peludo de su tacto. Con la otra garra, comenzó a marcar mi piel con la uña de uno de sus dedos y un dolor me comenzó a inundar aunque no grité para verme fuerte ante sus ojos.

Cuando me soltó, levanté mi mano para ver la marca y vi el mismo símbolo que Derek tenía tatuado en la espalda solo que se veía con sangre.

— Esto se marcará a tu piel en el momento en que cumplas mi orden.

— ¿Qué es lo que debo hacer?— dije con seguridad.

— Quiero que le des un aviso a Kate Argent— ¿era familiar de Allison?—. Ve a la casa de los Argent y deja la marca de espiral en un lugar donde ella pueda verlo. Déjale en claro que viene de mi parte— dijo casi rugiendo.

Acepté.

— Ahora quiero verte como eres— le exigí. Debía saber la verdadera identidad del alfa y con ello muchas cosas se solucionarían.

Escuché como suspiró.

De pronto, comenzó a cambiar. Su piel parecía estar absorbiendo todos los vellos largos que cubrían su cuerpo y el color casi gris oscuro se transformó en un tono más humano. Sus garras se ocultaron y se volvieron manos, manos de hombre. Y poco a poco su enormidad fue desapareciendo para dar paso a una estatura más humana.

El corazón me latía cada vez más rápido como si el supiera quién era el alfa.

Y por último su cara comenzó a cambiar. El hocico se fue y de ahí su rostro cambió por completo...

— ¿¡Papá!?

— ¿¡Papá!?

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Esencia de loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora