06- Aún no

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EMMA


Acabamos de terminar el desayuno y estamos en los cinco minutos previos a estar en el auto.

Después de lo que pasó el domingo en la piscina Noah y yo no hemos vuelto a estar solos hasta este momento, salvo cuando me lleva al colegio y solo hablamos de temas random.

Los chicos subieron a sus habitaciones a buscar sus cosas.

—¿Tú estás lista? —pregunta mirando su reloj.

—Hoy no voy contigo, Lucas pasa por mí. —Me levanto de la silla y recojo mi mochila del suelo.

—¿Quién es Lucas? —Su mirada luce penetrante, quiere leer mis expresiones, pero no sabe que soy una experta ocultando sentimientos.

—El chico que estaba conmigo en la piscina.

—Eso ya lo sé, pero ¿Quién es?

—Es mi mejor amigo, no duermo con él, esa es la regla, no estés celoso.

Su gesto serio no cambia, solo frunce un poco más sus cejas.

—No confío en él, tú vienes conmigo.

Pobre, él cree que puede decidir eso...

—No tienes que confiar en él, es mi amigo no el tuyo —suelto con indiferencia.

—No importa, yo te llevo al colegio —insiste acortando nuestra distancia.

—¿Debo recordarte que tú no decides por mí? Yo hago lo que quiero. —Intento dejar la habitación, pero me detiene sujetando mi brazo con suavidad.

—Solo intento cuidarte —habla con más calma.

—Sé cuidarme sola, sobreviví toda mi vida sin ti. —Suelto su agarre y me doy la vuelta.

Bueno, no exactamente toda mi vida, pero sí los últimos cuatro años que se sintieron más que una vida.

—Por favor, Emma, ven conmigo —suaviza su expresión y vuelvo a mirarlo, estoy confundida.

—¿Cuál es tu problema? —cruzo mis brazos y lo miro algo agresiva.

Parece estar teniendo una batalla interna.

—Yo...

—¿Tú qué? Ni siquiera nos hemos besado y ya te comportas como un enfermo.

—Después de lo de mi mamá yo no dejo que mis hermanos suban en el auto de nadie, nunca. Aunque deba llevarlos a todos lados siempre, ni siquiera tenemos un chofer porque tengo terror de que les pase algo. Por favor, ven conmigo para que pueda estar tranquilo. —Pone sus ojos en los míos y mi corazón se suaviza un poco.

Su mamá murió en un accidente de coche hace cuatro años, yo la quería muchísimo pero mi mamá ni siquiera me dejo ir a su velatorio.

Quiero decirle que no, que los miedos no sirven para nada y que no puede controlar esas cosas por el resto de su vida.

Tontas promesasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora