033 ~ ¡sᴏᴍᴏs ᴘᴀᴅʀᴇs!

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ADVERTENCIA: Habrá miles de imágenes mentales en este oneshot que te harán morir de amorshhh.

•×•

—A ver —miró al castaño—, vuelve a repetir todo... Más lento esta vez.

El castaño bufó. —Ese lindo niño que está sentado en el sillón... Es nuestro hijo.

—¡Te dije que más lento!

El castaño rodó por milésima vez los ojos, se cruzó de brazos y elevó las cejas.

El pequeño niño de un año y medio miraba a los dos adultos que parecían tener una discusión frente a él. Era un lindo bebé con cabello castaño rizado, pequeña nariz y ojos grandes, pestañas largas y tierna sonrisa.

—¿Qué más quieres que te diga? Adopté a este adorable niño, es nuestro, Aristóteles. ¿No querías que formemos una familia?

—Pues sí —miró al niño—. Pero pudiste avisarme, pude ir contigo... ¡¿Cómo creías que iba a reaccionar si de repente traías a un niño que ahora es nuestro hijo, Cuauhtémoc?!

—No lo sé, tal vez... ¿Feliz por este paso? ¿Emocionado por la nueva aventura? ¿Alegre porque seremos una familia? No lo sé, Aristóteles, creí que reaccionarias bien —bajó la mirada.

El rizado suspiró, realmente la noticia le llegó de golpe, como si le hubieran tirado encima una cubeta de agua fría, como un balonazo accidental cuando vas caminando cerca de una cancha de fútbol. Pero lo que estaba pasando no era nada malo, al contrario, sólo sí fue una gran sorpresa.

—Mi vida —se acercó a Cuauhtémoc y lo tomó de la cintura, haciendo que éste lo mire—, no estoy enojado ni nada malo. Sólo fue muy repentino esto... A ver, ¿me puedes contar cómo pasó todo esto? Más tranquilos.

Cuauhtémoc asintió y se sentó en el sofá, cargó al niño en sus piernas y Aristóteles se sentó a su lado.

—Creí que sería lindo que empezáramos con la idea de formar una familia, tal vez me adelanté a los hechos... Adopté a este niño porque mi corazón decía que debía hacerlo, y cómo tú dices; el corazón nunca se equivoca. Tienes razón, debí avisarte, debiste acompañarme. Pero lo hecho, hecho está.

—Pues sí, este bonito ya está aquí —dijo tomando la mano del pequeño y éste rio—. ¿Cómo se llama?

—Emilio —sonrió.

—¿Y ese nombre por? —preguntó con una sonrisa.

—Porque al niño le gusta, ¿no es así, Emilio? —preguntó al bebé y éste se hecho a reír.

—Bien, me gusta... El pequeño Emilio López Córcega.

Cuauhtémoc estaba feliz de que Aristóteles hubiera aceptado todo, pero el rizado aún seguía con algo de inseguridad. Un hijo es una gran responsabilidad, y a pesar de que Temo y él ya estaban en una relación formal, eran mayores, vivían juntos y estarían así siempre; nunca se le cruzó por la cabeza empezar a ser padres tan pronto.

—Aristóteles, ¿te das cuenta?

—¿Cuenta de qué, amor?

—¡Somos padres!

-DÍA 1-

Aristóteles cuidaba al niño en brazos mientras que Cuauhtémoc preparaba su biberón, resultó un poco extraño que el castaño ya tuviera preparadas muchas cosas para la llegada del bebé —así como una pañalera con varias cosas dentro, una carriola, diversos juguetes—, pero no quiso sacar el tema, probablemente Temo ya estaba muy ilusionado con esto y fue precavido.

Simplemente Aristemo.Where stories live. Discover now