• C a l e n d a r i o •

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—¡Emilio! —escuché a mi madre gritarme por tercera vez, mientras yo seguía viendo el último tweet que había puesto mi padre.

—¡Que ya voy! —respondí de igual manera. Leía la letra que había en la nota de la foto, aquella letra tan linda que siempre me había encantado leer. Recordé las cartas que me mandaba y las notitas que me dejaba en el camerino. Siempre tan detallista mi-

Siempre tan detallista él.

Bloqueé el celular y lo guardé en la bolsa de mi pantalón, bajé para despedirme de mi mamá quién iba a salir.

—Y ya sabes, no quiero q-

—Ya lo sé, me lo repites todos los días —interrumpí y me despedí de ella.

Se fue y yo regresé a mi habitación, me tiré en la cama y empecé a ver redes sociales, muchos edits nuevos por el fandom y miles de tweets dirigidos hacia mí. Tantas palabras lindas y otras... bueno, no tanto, pero aún así está la gente que me apoya a pesar de lo que se hable de mí. Y agradezco mucho eso.

Estaba a nada de quedarme dormido cuando escuché cómo tocaban la puerta, llegué a creer que era mi mamá pero ella tiene las llaves, así que tuve que bajar a abrir.

Llegué a la puerta y pregunté quién era, nadie respondió así que la abrí.

Y ahí estaba él, tan lindo y bien vestido como siempre, con su sonrisa tan radiante y esa miradita llena de sueños y buenas vibras.

—Hola, Emi.

—Ho-hola, Joaco... No esperaba tenerte por aquí.

—Sé que tal vez debí avisar o tal vez no querías que est-

—Ni te atrevas a terminar esa frase —pedí seriamente—, sabes que amo tener tu compañía.

Su rostro se iluminó de nuevo con su sonrisa, y después me di cuenta lo grosero que estaba siendo.

—Perdón —reí—, ¿quieres pasar? —me hice a un lado para que él pueda entrar.

—¿Está tu...?

—No, ella salió hace rato.

—No sé si debería.

—Ésta también es mi casa, y yo quiero ofrecerte pasar y que estés aquí.

Entró un poco apenado y al estar dentro miró todo al rededor, suspiró y no volteó a verme mientras yo cerraba la puerta.

—Llevaba tiempo sin estar aquí, veo que han cambiado algunas cosas de lugar —dijo con un poco de melancolía.

—Sí —metí mis manos a mis bolsillos y me paré a su lado—, aunque casi nada.

—Bueno —sacudió la cabeza para quitar todo lo que estaba en su cabeza y me miró—, a lo que venía —sonrió. Demonios, extrañaba tanto que me sonría de esa manera. Tenía una pequeña mochila consigo, la atrajo frente a él y sacó un paquete delgado de color beige—. Te traje algo.

No tardé mucho en adivinar lo que era, extendí los brazos y él me lo entregó, miré el sobre en el que venía, escribió Emilio al frente con una carita sonriente, sin pensarlo no pude evitar sonreír.

Maldita sea, Joaquín...

—Gracias, en serio muchas gracias —dije sinceramente.

—Ay, no, gracias a ti... Gracias por todo.

•••

Volví a mi habitación con el paquete aún cerrado, Joaco se tuvo que ir porque tenía más lugares a dónde ir, además lo estaban esperando afuera. Aún sentía su abrazo cuando nos despedimos, aún sentía sus brazos rodearme mientras él sonreía.

Me hacía tanta falta. Lo invité a quedarse un rato más, quería su compañía otro rato más, pero...

—Ay, Emilio... yo- lo siento pero yo- hoy —suspiró—... me tengo que ir.

Abrí el paquete y saqué su calendario, por curiosidad lo acerqué a mí y, efectivamente...

Olía a él.

Dentro tenía su firma con un "Para Emilio, muchas gracias por todo". Definitivamente es un ser precioso.

Dentro del calendario también había algo más, una pequeña nota blanca. La leí... Una, dos, cinco, tal vez diez o veinticinco veces.

Sí, veinticinco.

Aunque nunca me iba a cansar de leer sus bellas palabras, las tan preciosas palabras que siempre me dedicaba, y no sólo frente a mí, aún cuando no estoy a su lado, habla de mí de una manera tan inigualable. Su corazón es la joya más grande que existe.

Colgué su calendario en una parte de mi habitación, un lugar especial, cerca de todos los regalos de mis fans. Ya que todo aquello era con un amor enorme.

No podía evitar verlo y apreciarlo, era una total obra de arte... y no hablaba necesariamente del calendario, sino de su modelo.

Le tomé una foto junto a la nota, se la mandé a Joaquín agradeciéndole tanto y hasta aproveché para mandar uno de sus stickers donde está llorando corazones.

Esa foto sólo la tendríamos él y yo, no pensaba publicarla en ningún lado, ya que, como lo que tuvimos nosotros, se queda entre nosotros por siempre.

Y qué importa lo que los demás piensen o saquen conclusiones, sólo nosotros sabemos lo que tuvimos y lo tanto que disfrutamos juntos.

×

Emilio.

¡Gracias por absolutamente todo! Tú bien sabes lo tanto que te aprecio, gracias por tantas alegrías y por tantas aventuras. Fuiste, eres y siempre serás tú. A pesar del distanciamiento que tenemos ahora, sabes que siempre podrás contar conmigo así como yo sé que puedo contar contigo. Mis mayores buenos deseos para ti por siempre. Y como alguna vez dijimos gracias a un video del fandom; el hilo rojo puede estirarse, contraerse o enredarse... pero jamás se va a romper.

Gracias por ser mi hilo rojo, nos vemos cuando el destino decida volver a juntarnos.

Con todo el amor del mundo,

Simplemente Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora