Luego del almuerzo recorrieron un par de tiendas extras comprando accesorios y también un montón de dulces para llevar a su casa. Había sido un buen día, divertido pero como todo lo bueno, tenía un fin. Cada uno debía de volver a su hogar. Jaemin se despidió primero debido a que su chófer estaba casi en el lugar. No quería hacer esperar al señor Kim por lo que decidió marcharse rápidamente. Estaba ya en la salida C cuando sintió una presencia a sus espaldas.

— Tal vez no sea de mi incumbencia pero ¿Por qué no les has dicho a tus amigos que eres un omega? —Tuvo un pequeño sobresalto cuando escuchó a Jeno detrás de él. Volteó a verle, estaba con un rostro carente de emoción, con las manos en sus bolsillos mirándole de manera indescifrable.

— Yo... no lo sé. No quiero que las cosas cambien y cuando se enteren van a cambiar, ya no será igual. Van a tratarme diferente. —El mayor hizo una mueca como si estuviera aguantando una risa.—

— Las cosas solo cambiarían si eres tú quien permite o hacen que cambien. Siempre has sido un omega Jaemin, que te vayas a presentar como tal no hace la diferencia. La presentación no hará nada, siempre fuiste el mismo Jaemin. Es parte de lo que eres, no todo lo que eres. No dejes que una pequeña parte de ti domine tu vida. 

El castaño no supo que más decir, el otro sólo apretó de manera gentil su hombro antes de darse la vuelta y caminar para marcharse, perdiéndose en la multitud de personas. Jaemin se quedó casi congelado, estático mirando a la nada misma, sintiéndose tan débil y expuesto en ese momento. No le gustaba eso, que alguien más supiera sobre el secreto que prefería mantener escondido hasta que estuviera listo para revelar... o hasta que ya no pudiera ser escondido. Era incómodo, ninguno de sus compañeros se había dado cuenta aún de lo que era pero Jeno desde el comienzo lo sabía. Claro que los pocos alfas en su salón estaban recién presentados. Quizás Jeno llevaba mas tiempo, eso haría coherente que haya podido olerle. 

El señor Kim llegó minutos después y tuvo que hacer sonar la bocina del auto para que pudiera reaccionar. Se disculpó mientras subía al vehículo permaneciendo en silencio. Apoyó su frente en la ventana mientras veía hacia fuera pensando en las palabras que el pelinegro le había dicho. Sabía que tenía razón, que no podía dejarse dominar por aquello pero no era tan fácil.

Iba tan concentrado en eso que casi pasa por alto cuando le vio apoyado en una de las paredes externas del centro comercial acompañado por ese omega que se toparon horas atrás y el alfa que le acompañaba. Fueron apenas unos segundos en los que pudo verlo, pero fueron segundos demasiado confusos. Jeno estaba recostado contra una de las paredes, uno de sus pies contra la misma mientras parecía reírse y se llevaba un cigarrillo a los labios. El aura a su alrededor era diferente y lo notaba aún estando lejos.

Jeno siempre había parecido un chico tranquilo pero había algo que inquietaba a Jaemin y eran esos segundos donde una especie de pequeña bestia interna se reflejaba en los oscuros ojos del alfa. Ahora, esa bestia no estaba reflejada en sus ojos, sino que todo su lenguaje corporal parecía exudar aquello ¿Quién era realmente Lee JeNo?

El resto de ese sábado se la pasó haciendo un maratón de Netflix en su cuarto y planeaba que su domingo fuera igual pero su madre llegó a romper con sus planes. Eran las 8AM del domingo cuando esta entró a su cuarto despertándole casi a los gritos diciéndole que debía de vestirse pues irían al club de campo ese día. Quiso quejarse pero la severa mirada en los ojos de su madre era una advertencia silenciosa. No aceptaría un No.

Se vistió con unos pantalones rectos azul marino y una camisa blanca. Su cabello lo peinó perfectamente hacia atrás. Se miró en el espejo con cierto desagrado, no le gustaba esa ropa pero si no se vestía así, su madre le mandaría a cambiarse hasta que estuviera "presentable" según ella. Se subió al auto junto a su madre y padrastro, manteniéndose en silencio hasta que llegaron al lugar.

No le gustaba ir allí, todos parecían demasiado sonrientes y falsos, le daba un poco de repulsión estar rodeado de ese tipo de personas que en realidad solo estaban interesadas en cuanto dinero tuvieran las otras. Generalmente su madre no le llevaba a ese lugar, suponía que no quería ser avergonzada por él al no actuar como alguien de su posición. Era algo extraño estar allí a su lado pero debía de ser un buen hijo, mantenerse callado y sin quejarse. En ese momento estaban en una de las grandes zonas verdes del lugar, caminando solo ellos dos mientras saludaban a personas que el menor desconocía. Al menos era hermoso. El césped estaba perfectamente cuidado, había árboles y arbustos con flores por todos lados así como pequeños asientos y mesas hechas para quienes quisieran compartir un tiempo. Algunos niños corrían jugando lejos de los adultos que hablaban y jóvenes quienes hacían ambas cosas.

— Oh Jaemin cariño, mira. Te presento a Jung Yoon Oh. —El nombrado salió de su ensoñación cuando escuchó a su madre hablarle. Se sintió algo confundido cuando miró al sujeto frente a él que le extendía una mano para saludarle mientras mantenía una sonrisa con hoyuelos en su rostro. —

— Un gusto joven Yoon Oh. —Respondió lo más educadamente posible mientras tomaba su mano para saludarle. —

— Oh no, el gusto es mío. Dime Jaehyun, así suelen llamarme todos. Solo mis padres y sus conocidos me llaman por mi verdadero nombre. —Jaemin le sonrió de forma leve asintiendo.—

— Joven Jung, no quiero ser una molestia pero ¿Podría acompañar a mi hijo? Necesito ir a hablar sobre unas inversiones con uno de mis socios y creo que mi pequeño podría pasárselo mejor con alguien más cercano a su edad. —El más joven miró a la mujer con ojos sumamente abiertos mientras que el otro chico aceptaba de manera amable pero con una sonrisa forzada. Su madre, complacida, se retiró con calma.—

El futuro omega no entendía nada, estaba más que confundido pero todo se aclaró cuando la brisa trajo el aroma de Jaehyun hasta sus fosas nasales. Olía a petricor, a lluvia y tierra mojada pero sobre todo, olía a alfa. Jaemin se sintió avergonzado en ese instante, no había que ser un adivino para descubrir lo que su madre planeaba. De hecho era algo que él sabía que pasaría, pero primero creyo que esperaría a su presentación y que recibiera la educación correcta para ser un buen omega, o como sea que le dijeran. No estaba listo para que comenzara a buscarle un compañero.

— Tu madre no es muy sutil con sus intenciones. —El más joven sintió sus mejillas sonrojarse con fuerza. —

— Lo lamento, de verdad. Ni siquiera sabía que haría algo como esto, lo juro. —Iba a seguir disculpándose con el alfa hasta que escuchó su risa.—

— Tranquilo, entiendo. De hecho esta hablando con mis padres en este momento, quienes han estado haciendo lo mismo desde que descubrieron mi relación con un omega poco digno según ellos.

La mención de que ya tuviera un omega era una forma muy suave y delicada de decir -No estoy interesado- hacia su persona.  Algo que sonaría ofensivo para muchos otros omegas, pero para Jaemin era un gran alivio el saberlo, como quitarse un peso de encima. 

Ambos continuaron hablando lo mas calmados posible pues eran vigilados por las madres de ambos desde puntos diferentes luego de separarse. Trataron de no pensar en ello, de solo entablar una conversación casual que hiciera del momento un poco más cómodo. Jaehyun terminó hablando mucho de sí mismo ya que el menor no parecía encontrar palabras para decir. Comentó sobre que tenía 23 años, sorprendiendo a Jaemin pues él tenía 18 años. No era mucha diferencia de edad en realidad pero una idea de una relación entre ellos era algo... ilegal hasta cierto punto aunque ya estaba próximo a cumplir sus 19 años. El alfa también habló mucho sobre su novio lo que hizo sonreír al menor, se veía tan enamorado cuando hablaba sobre aquel chico al que comparaba con un conejo. No pudo evitar pensar que era adorable.

El día no fue tan malo como lo hubiera esperado. Jaehyun era un buen alfa, amable y gracioso. Y aunque el pensamiento de lo que seguramente su madre quería hacer no paraba de dar vueltas en su cabeza, no dejó que le arruinara la oportunidad de tener un nuevo amigo. Claro que luego debió soportar el pequeño interrogatorio de su madre sobre él, al que trató de responder con la mayor indiferencia posible. En su corazón había albergado la esperanza de que la mujer se moviera mas disimulada sobre la situación pero parecía no tener interés en esconder sus intenciones. Ni siquiera supo cuando es que planeó todo aquello. 

Cuando estuvieron en casa no cenó, se encontraba tan cansado que sólo quería dormir por una eternidad por lo que se duchó y arrojó sobre su cama con completo cansancio. El día siguiente sería lunes, la semana volvería a comenzar. 

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now