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Un sentimiento que parece ficticio. 

Kim Taehyung no recordaba a su madre, ni a su padre. Ni siquiera podía soñar con sus rostros, es como si su ser le exigiría olvidarlos. No sabía que era el "amor paterno y materno" del que alguna vez le habían hablado. Ese tipo de sentimientos, de cariño. No estaba en su vida los primeros años, y lo detestaba.

Creyó que el amor no existía, que nadie podía amar verdaderamente.

Y que, si lo hacías, lo perdías.

Todos los niños que conoció mientras pasaban de casa en casa, niños que duraban un par de meses con él antes de ser trasladados o él ser movido. Niños que estaban en su misma situación, por causas diferentes. Al final, lo único que les unía era una inocencia y una esperanza que iba muriendo hasta que 'la familia' nunca llegaba.

Entonces, algo cambió su forma de ver; la familia de Jimin era un claro ejemplo del verdadero amor; quería algo similar a lo que ellos tenían. Algo que se imaginaba lejano.

Y todo se volvió más confuso cuando encontró a Hyungwon y Eunsun. A parte de la maravillosa amistad que le habían entregado, le habían mostrado un amor puro, sin condiciones, sin cadenas, sin limitaciones y sin cambios negativos.

Entonces, se dijo a sí mismo que debería seguir. Que aquello no era el final de la historia. Que no podía irse sin haber conocido a una familia.

Los planes de Taehyung se adelantaron.

Lo tomaron por sorpresa, claro está. Todo iniciando con una catástrofe que se llevó la vida de uno de sus "hermanos", luego, la muerte de otra "hermana" y de la nada, luego de ambas perdidas, había llegado un niño a sus brazos.

Un cuerpo pequeño, frágil, vulnerable, y que no sabía nada, que ni siquiera pensaba en sus padres. Taehyung recuerda ese día como si hubiese sido ayer. Como todo se había derrumbado para luego darle una nueva base. Una que realmente ha protegido.

Kim Jaechan nunca estuvo en los planes de nadie, igual que él. Kim Jaechan perdió a sus padres, igual que él. Pero ambos tenían un camino, un destino o mera suerte. No lo sabía, y Jaechan ni siquiera sabía cómo funcionaba la suerte o qué era eso. Pero ambos estaban juntos. Aprendiendo y estando el uno para el otro.

Ambos estaban en la misma situación, solo que ya no solos.

Taehyung pensó en volverse su hermano y luego explicarle lo que había sucedido con sus padres, pero la primera palabra de Jae había sido "papá" dirigida hacia Tae y entonces, se dio cuenta del lazo que ambos compartían. Algo así como un pingüino macho.

Fue ahí cuando descubrió lo que era el amor, un amor paternal que deseaba tener en un futuro, pero ahí estaba, durmiendo hasta que su pequeño apareció. La presencia de su hijo había creado la muerte del anterior Taehyung; llegar solo a casa, vacía y sin nadie que durmiese en la otra habitación o a su lado.

Todo era tan distinto con su pequeño Chan; todo de color y alegre. No estaba diciendo que el blanco y negro estaban mal, pero saber que había más de dos colores, era simplemente magnifico. Era agotador, porque era agotador. Su empleo, su estudio, su niño. Todo junto era cansado, pero posible y la risa de su pequeño era lo mejor.

"¿Te gusta Jungseok?" Jimin preguntó, entrando con Chanie en sus brazos. El niño llevaba una hoja extendida en su mano y la agitó frente a su papá.

"¿Qué? ¿Cómo sabes eso?" preguntó tomando la hoja que su hijo le entregaba.

"Revisé tu teléfono, simple" respondió el pelinaranja.

"Ah, tú, tan tóxico" se burló, se quedó callado por un momento mientras leía la página "¿Te han dado el cambio?"

"Sí, pero no me cambies de tema. ¿Qué es eso de no contarme que te gusta?"

Best Of Me ☆ KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora