Negué para mí misma. 

En el fondo, o tal vez no tan en el fondo... De hecho muy en la superficie Trina tenía un poco de razón.  

Habían pasado seis meses y por una u otra razón, no había ocurrido lo que tenía que ocurrir. 

Estaba ligeramente harta de eso.

- Hola - Me recibió Jade con una sonrisa cuando entré a la estancia privada que tenía la biblioteca. 

Era interesante lo que un letrero de "Área fuera de servicio" podía lograr. 

- ¿Buenos días ahora si? - Pregunté con gracia. 

- Por supuesto - Dijo ella acercándose para besarme. 

- Feliz mesiversario - Dije cuando nos separamos.

- Feliz mesiversario - respondió ella - De hecho... - Tomó mi mano y me hizo caminar hasta el sofá que había en la pequeña sala. - Mi saludo fue tan orgánico porque no quería que nadie viera esto y comenzara a preguntar - Estiró la bolsa que noté desde antes. 

- ¿Para mí? - Pregunté con emoción. 

- No idiota... Para Trina seguramente -  Dijo con sarcasmo. 

- Por cierto, te manda saludos - Recordé omitiendo la parte de Cat y las matemáticas.  

- Ah, que asco - Dijo ella con desagrado. 

Negué sonriendo y me dispuse a abrir el obsequio. 

- Jade... - Dije conmovida cuando saqué de la bolsa el objeto en cuestión- Es hermoso - 

Era un micrófono de peluche con la frase "Make it shine". 

¡Mi frase!

- ¿Te gusta? - Preguntó ella sonriendo. 

- ¡Lo amo! - Abracé el objeto y dejé un beso sobre la mejilla de mi novia. - ¿Te han dicho que eres muy cursi? - 

- No - Dijo ella sin expresión - Porque morirían al pronunciarlo - 

- ¿Significa que moriré? - Pregunté con tono inocente. 

- Así es - Me arrebató el micrófono de las manos para tomar mi cintura con una  y mi cabello con la otra - ¿Me temes? - Preguntó clavando su verde mirada en la mía. 

- No - Dije apenas mientras mi corazón comenzaba a acelerarse. Su cercanía y la rudeza que estaba utilizando me alteraba y, ella sabía perfectamente que yo amaba eso. 

- Ni aunque pudiera... - Tiró levemente de mi cabello para dejar expuesto mi cuello - Abrir tu yugular... - Besó levemente la zona. 

- Sé que podrías hacer muchas otras cosas que me matarían más que eso - Dije poniendo mis manos sobre sus hombros. 

- ¿Cómo qué? - Volvió a mirarme con profundidad, veía deseo mezclado con el color verde. Lo veía siempre, pero por alguna razón ella lo reprimía todo el tiempo.  

Era demasiado para mí. Las posibles escenas que atravesaban por mi imaginación en ese momento me estaban matando. 

No respondí, simplemente atrapé sus labios entre los míos y comenzamos con la típica batalla por tener el control. 

Su mano derecha se aferraba a mi cuello mientras la izquierda se colaba debajo de mi blusa, recorriendo mi abdomen con la yema de sus dedos. 

Mi respiración salía en pausas mientras buscaba acomodarme sobre ella en el sofá, por supuesto que no lo permitió y terminé debajo, pero no importaba mucho mientras siguiera mordiendo mi cuello de la manera en la que lo hacía. 

La cita - JoriWhere stories live. Discover now