22 e.

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Editado


Él la miró fijo a los ojos. Sabía que a ella le impresionaba la sangre. Y no quería hacerla pasar por aquello. Pero vio la firmeza en sus ojos y sabía que no iba a aceptar que él se negara.

—Está bien —suspiró y se apoyó contra una pequeña montaña de paja.

—¿Vas a decirme cuándo tengo que detenerme? —le preguntó con miedo.

—Sí —asintió algo débil. Comenzaba a sentirse mareado y el lugar de la mordida le ardía como mil demonios.

Ella respiró profundamente y se arrodilló a su lado. Contó mentalmente hasta diez para calmarse. Ella solo tenía que succionar y escupir, nada más. Se inclinó sobre su hombro y sus labios hicieron el primer contacto con la sangre de la herida. El sabor metálico le tocó la lengua. Ella retuvo una arcada y posicionó sus labios bien. Comenzó con la succión. Cuando un poco de sangre llenó su boca, se alejó y escupió. Tosió un poco y volvió a acercarse a él.

—Bonita—murmuró Harry —No tienes que hacer esto...—

Ella volvió a escupir.

—Cállate la boca —le pidió —Claro que tengo que hacerlo.

Volvió a repetir la acción una y otra vez. De vez en cuando observaba a Harry y él mantenía sus ojos cerrados y una leve mueca de dolor. Su boca estaba repleta de aquel extraño y algo salado sabor. Tenía ganas de vomitar, pero se las aguantó. Escupió una última vez y lo miró.

—¿Debo seguir, Harry? —le preguntó preocupada.

Por así decirlo ya se le había ido un poco el asco. Pero no quería dejarlo sin sangre.

—Solo una vez más —musitó él.

Ella asintió y repitió la acción por última vez. Luego se puso de pie y fue por un poco de agua para enjuagarse la boca. Rápidamente volvió a su lado y le acercó la botella a los labios. Él estaba con los ojos cerrados y abrió la boca levemente para recibir el líquido. Se ahogó un poco y comenzó a toser. Kat dejó la botella a un lado y tomó su rostro. Harry abrió los ojos para mirarla. Había tanta preocupación en sus ojos.

—¿Estás bien? —le preguntó. Él sonrió débilmente.

—Gracias —murmuró. Ella lo acarició y sus ojos se llenaron de lágrimas.

—No, lindo, gracias a ti. Esa mordida debió ser mía, no tuya.

—Enana, te dije que no iba a dejar que nada te pasara.

Volvió a cerrar los ojos al sentirse tan cansado.

—Ya vienen por nosotros, ¿si? —le volvió a acariciar el rostro. Él hizo el esfuerzo de mirarla. Pero realmente comenzaba a sentirse mal. Pero por suerte Katie había actuado rápido y estaba seguro de que su cuerpo ya no tenía tanto del veneno que la serpiente le había proporcionado. Pero un poco del veneno que ya había actuado en su cuerpo, estaba haciendo efecto. De repente comenzó a sentir que su estomago se contraía y un terrible mareo lo atacó. Cerró los ojos fuertemente para soportar el malestar.

Kat se puso de pie y buscó su celular. Ellos ya debían estar allí por ellos. Entonces escuchó el sonido de un auto y salió para ver. Su padre y Niall bajaban del auto. Ella corrió hacia ellos.

—¡Gracias a Dios que ya están aquí! Harry no está bien —sus lágrimas se hicieron más presentes. Estaba tan asustada —Lo mordió una serpiente.

—¿Qué? —preguntó Niall espantado y corrió hacia el establo en busca de su primo.

Ingresó y lo vio acostado contra una pared de paja. Se acercó rápidamente a él. El ruludo abrió los ojos para mirarlo.

White Horse (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora