21 e.

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Editado


El silencio que había allí adentro los dejaba escuchar con perfecta claridad los sonidos de la lluvia y el viento. Entre ellos ya no había tensión, solo un poco de confusión. Harry sintió como el cuerpo de Katherine se relajaba contra él, y supo que estaba por quedarse dormida.

—¿Vamos a dormir? —le preguntó suavemente.

Ella solo asintió. Se pusieron de pie y Harry arregló un poco el improvisado colchón que había armado. Le dio el paso y ella se acostó. La tapó con una de las sábanas y se sentó en el suelo, a su lado.

Kat lo miró extrañada. No esperaba que él se sentara allí, sino que se acostara a su lado. El colchón era amplio y ambos entraban perfectamente.

—Harry, ¿acaso vas a dormir allí sentado?

Él la miró algo sorprendido por su pregunta. No tenía ningún problema en dormir así, no le resultaba incomodo.

—Sí, ¿Por qué?

—Ven aquí, Harry —le dijo y abrió las sábanas indicándole el lugar —Entramos los dos... no quiero que duermas sentado.

Estaba sorprendido, sí. No esperaba que ella le dijera aquello. Sintió cosquillas en la panza, pero sacudió la cabeza.

—Yo... no creo que sea correcto.

Ella sonrió.

—Hablas como un anciano, Styles —le aseguró —Cuando éramos niños dormíamos hasta en el suelo del establo juntos...

'Pero ya no somos niños' —pensó él.

—Lo sé —le dijo —Pero yo aquí estoy bien. No quiero que duermas incómoda.

—¿Puedes dejar de tratarme como a una princesa? No lo soy. Conozco los dolores, las incomodidades, etcétera. No soy de cristal, Harry. No me rompo. Ni me quejo.

—Pero le temes a las tormentas...

—Eso le puede pasar a cualquiera. Desde a la princesa Carolina de Mónaco, hasta a un pobre hombre que duerme en la calle.

—No me refería a que no eres fuerte o capaz, Katie—le sonrió —Solo... aagh, nada.

Se puso de pie y se acostó a su lado. Kat sonrió abiertamente sin que él la viera. Estaba segura de que aquello era solo una tonta excusa.

—¿A quien iba a abrazar si no era a ti cuando haya un rayo? —le preguntó.

Harry suspiró, se acomodó mejor y abrió sus brazos para ella. En ese momento un trueno llegó y ella lo abrazó más rápido de lo que se tarda en dar un respiro. Una estúpida sonrisa se le escapó, ella lo hacía sentirse así. Su corazón latió rápido cuando ella apoyó la cabeza en su pecho.

—Hasta mañana, SúperHazza —le dijo. Él sonrió aun más.

—Hasta mañana, enana bonita.—dijo finalmente cayendo en los brazos de morfeo, con una pequeña sonrisa.

  ...   

Él comenzó a despertarse, por el suave canto de un pájaro. Abrió un ojo para encontrarse en un lugar que no era su habitación. Miró a su alrededor y reparó que estaba en un viejo establo. La luz del sol entraba implacable por la ventana. Entonces se despertó del todo y recordó porqué y con quién estaba allí. Bajó la mirada hacia el suave peso que descansaba contra su pecho. Su corazón comenzó a latir rápido al tener su bello rostro tan cerca. ¿Cómo podía ser tan hermosa? ¿Cómo podía hacer latir su corazón de aquella forma?

White Horse (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora