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Kat se acercó un poco más al pecho de Harry, ya que de repente un frío viento se había levantado. En menos de dos minutos todo el cielo se cubrió de las negras nubes que ella había estado contemplando unos cuantos minutos antes.

Harry percibió el movimiento de ella y miró hacia el cielo. Alzó ambas cejas. Esas nubes solo podían significar que en cualquier momento comenzaría a llover. Se acercó un poco más a ella, para brindarle seguridad. Su corazón latía muy fuerte, por varias razones: tenerla así de cerca, sentir su perfume y el miedo/rabia que lo había invadido cuando aquel maldito infeliz la había tocado. Jamás había sentido tanto odio hacia alguien. Si no fuera porque ella lo detuvo, estaba seguro de que Federico Montoya no hubiese quedado de pie.

Y de repente un rayo pareció partir la tierra. Kat ahogó un grito mientras que el caballo se parada, asustado, sobre sus patas traseras. Harry tomó con más firmezas las riendas y trató de calmarlo. Pero otro trueno llegó, el caballo comenzó a correr sin dirección, mientras que la densa lluvia se hacía presente.

 Pero otro trueno llegó, el caballo comenzó a correr sin dirección, mientras que la densa lluvia se hacía presente

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—¿Qué está pasando, Harry? —preguntó asustada.

—Solo está asustado —dijo él —Y no obedece a mis órdenes de detenerse.

—Yo también tengo miedo —murmuró como si de una niña se tratara.

—Tranquila, enana, no estás sola.

Harry divisó que el caballo se dirigía hacia las afueras de las estancias, más hacia la nada que hacia el pueblo. Trató de detenerlo de nuevo, pero no tuvo éxito. Y la lluvia comenzó a ser torrencial, apenas se podía ver el camino. Entonces el ruludo supo que tendrían que saltar.

—Katie, tenemos que saltar.

Ella se incorporó un poco y lo miró aterrada.

—Debes estar bromeando —dijo. Él negó levemente.

—No puedo detener al caballo.

Entonces ella le quitó las riendas y comenzó a tirar de ellas con fuerza. Harry la miró divertido.

—¿Cómo se llama el animal? —preguntó nerviosa.

—¡Helios! —dijo él. Ella volvió a tirar de las sogas.

—¡Para, Helios, para ya! —dijo elevando la voz lo más que pudo.

Y como si el caballo hubiese sido hechizado se detuvo. Harry estaba realmente asombrado. Ella se alejó un poco de él y se bajó de un salto. Estaba completamente empapada y el agua seguía cayendo como si de una catarata se tratara.

Otro rayo hizo temblar todo. Kat gritó y entonces el caballo comenzó a correr de nuevo con Harry a cuestas.

—¡Harry! —exclamó ella y comenzó a correr detrás de él.

White Horse (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora