INTERROGATORIO

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A pesar del silencio del camarote, que solo se había interrumpido momentos antes por el golpeteo de las teclas al chatear, para Arianna la atmósfera parecía estar llena de las notas alegres de una canción de su infancia. Aunque al principio le pareció extraño que no pensara en una melodía romántica, sino infantil, terminó por concluir que era lo mejor y más adecuado, pues desde niña que no había sentido ese tipo de tranquilidad.

Pero la infancia, con sus travesuras, en algún momento llegan a su fin.

Alguien golpeó la puerta con tanta fuerza, que Arianna se sobresaltó. Apagó la pantalla.

‒ ¿Quién? ‒preguntó antes de poder sobreponerse, lo que provocó que su voz se escuchara temblorosa.

‒ Yo ‒dijo la persona detrás de la puerta, y Arianna de inmediato identificó la voz de Aria. ¿Qué buscaba? ¿Por qué a esa hora? ¿Por qué golpeaba con tanta fuerza la puerta? Sería mejor levantar la guardia.

‒ Voy ‒Arianna se levantó con rapidez de la silla, pero procurando no hacer ruido. De inmediato desacomodó la cama, se soltó el cabello y lo alborotó con las manos, lo cual no fue demasiado difícil.

‒ ¿Por qué tardas tanto? ‒preguntó una voz diferente, la de Alenia.

Eran por lo menos dos. Por lo menos. Había transcurrido apenas un instante desde su primera respuesta y ya la estaban apurando. Algo sucedía. Se talló los ojos, se revolvió un poco más el cabello, tan solo por nerviosismo, y ensayó una convincente expresión de recién levantada. Se dirigió a la puerta y la abrió.

‒ ¿Cuál es la prisa? ‒pronunció con voz apenas audible con fingida ronquera‒. Estaba durmiendo...

Las chicas ignoraron la pregunta y pasaron una detrás de otra. Kary, Aria, Alenia, Gabbi y... Annie. ¿Qué hacía ahí? No formaba parte de su grupo de amigas y, sin embargo, ahí estaba, acompañándolas. Traía un rostro que nunca antes había visto en alguien, una mezcla de miedo y rencor.

"Definitivamente, algo sucede".

Aria observó la habitación con mirada detectivesca, buscaba algo. Casi de inmediato descubrió el cuaderno electrónico de Arianna y lo tomó con grosera rapidez.

‒ ¿Qué escribías?

"Piensa algo, ¡rápido!"

‒ Escribo mi diario personal.

‒ ¿Podemos echarle un vistazo? ‒continuó Aria.

"Defiéndete. No tengas miedo. Es tu vida privada y debes protegerla".

‒ ¿No escuchaste? Dije PERSONAL ‒su voz sonó molesta, solo punto menos que amenazante.

‒ ¿Y desde cuándo escondes secretos a tus amigas? ‒intervino Alenia.

‒ Desde que las conozco ‒en eso tenía razón‒. Admite que todas guardamos asuntos íntimos.

‒ ¿Sí? Lo imagino ‒Aria aparentó molestia, pero en realidad solo estaba dejando salir los sentimientos que traía desde antes de entrar en la habitación‒. Aunque algunos secretos no lo son tanto.

Alenia fue inquisitiva.

‒ ¿Secretos de amor... Arianna?

La pregunta era demasiado directa, su rostro se puso lívido y luego, como una colegiala, pasó a sonrojarse.

"Dales lo que ellas quieren".

Al pensar esto, se obligó a ver a Annie, en un gesto casi furtivo, para luego bajar la mirada.

‒ Por favor... no me pongan en vergüenza ‒esperó a que su preocupación se confundiera con pena por la presencia de Annie.

Annie también bajó la mirada, por lo que Arianna no pudo descifrar su reacción. Aria volteó a verlas a ambas y su molestia se vio alimentada por su creencia en que la princesa estaba fingiendo.

Dos mundosWhere stories live. Discover now