012| Descontrol

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Lo tomé del cuello, lo levante, caminé un poco y lo lancé contra el suelo, sus gritos de dolor activaban algo en mí que no entendía pero me hacían sentir emocionada, en sus ojos podía notar lo aterrado que estaba

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Lo tomé del cuello, lo levante, caminé un poco y lo lancé contra el suelo, sus gritos de dolor activaban algo en mí que no entendía pero me hacían sentir emocionada, en sus ojos podía notar lo aterrado que estaba. La poca fuerza que aún poseía en su frágil cuerpo hicieron que lograra arrastrarse hasta unos de los arbustos.

—¿Quieres esconderte?—camine con mucha paciencia dándole varios minutos de ventaja—. Está bien, juguemos a las escondidas.

Los latidos rápido de su corazón eran desquiciante y aunque ya lo había perdido de vista no podía ocultarse de mí.

—Tal vez pienses que puedes esconderte—Grité al aire y seguí avanzando acariciando las hojas de los arbustos—, ¡Puedo oler tu aroma a kilómetros!

Me estaba divirtiendo tanto con todo esto, pero sabía que estaba mal.

—Todavía puedo oírte haciendo ese ruido— volví a gritar—, tal vez deberías de calmarte un poco, ¡terminarás con tu corazón afuera de lo rápido que late!— sonreí ante aquel pensamiento.

Sus jadeos me volvían loca.

«¡Voy a aprovecharme de ti esta noche!».

—Te capturaré— caminé lentamente—¡te comeré vivo!—sin pensarlo dos veces paré frente un gran tronco y me abalance sobre él.

Aspiré un poco su olor.

—El olor a miedo, a sudor y a sangre que tienes es tan embriagador—lamí la herida que tenía en su ceja—, además sabes tan bien-sonreí al escuchar el sonido acelerado de su corazón.

—¡ALÉJATE DE MÍ!—pidió en un grito desgarrador.

—Oh no querido, ¿cómo me pides eso? Si la fiesta acaba de comenzar— digo riendo.

Giré su rostro a un lado para dejarme el camino libre a su cuello y si importarme nada clavé mi colmillos en él, sus gritos, quejidos y empujones sólo hacían que succionara con mas fuerza en busca de saciar mi sed

«¿Y Si me voy?... ¡No, no es suficiente!».

—Sí pudieras empezar de nuevo—digo mirando sus hermosos y acuosos ojos color verde con pequeñas inyecciones de sangre por causa de las lágrimas y el dolor— Pudieras correr libremente—acaricié suavemente su cabello— Pero no puedo estar lejos de ti.

En un arrebató arranque piel de su cuello dejando así fluir toda la sangre de su cuerpo, tomé de él hasta que pude escuchar el último latido de su corazón...

Lentamente me levante para poder mirar lo que había hecho, borbotones de sangre esparcidos en la tierra y en él, por un momento tenía noción de lo que había pasado.

Un accidente, dos autos en medio de la nada destruidos, un hombre ensangrentado en el suelo y yo parada en medio de todo ese desastre. Miré el cuerpo inerte de aquel hombre que seguro no pasaba de los treinta y no puede evitar sentir rabia y dolor.

Oscuridad Total ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora