20. ¡Feliz cumpleaños!

1.2K 126 110
                                    

—¡Feliz cumpleaños! —chillaron mis padres emocionados, sacudiéndome con la intención de obligarme a salir de las sábanas que no abandonaba hacia días—. Levántate, tu abuelo Ricky va a venir a saludarlos a tu hermano y a ti, y trae regalos.

Buen intento.

—No quiero. Prefiero quedarme encerrada en la habitación hasta el aviso de un apocalipsis, la destrucción total del planeta o la expansión de un virus letal que aniquile la humanidad —comenté irritada, hundiéndome en el colchón y cubriéndome con las colchas hasta la frente.

—Pero lleva así tres días —susurró mi papá, pude imaginarlos en una discusión silenciosa con varios codeos de por medio.

—Son las hormonas —murmuró ella. ¿Pensaban que un muro de mantas era suficiente privacidad?

—Debemos hacer algo... —musitó él preocupado, después de unos minutos de murmullo, el ruido de unos pasos y de la puerta cerrarse me hizo creer que al fin se habían largado, con el objetivo de comprobarlo, me asomé en el extremo edredón, espiando a mi madre sentada en el borde.

—Está bien Penny, a todos nos rechazan una vez en la vida, es completamente normal que te sientas deprimida, pero tienes una vida que seguir —me apoyó compresiva, reposando en mi pierna recubierta por kilos de frazadas y dándome un apretón—. Por favor, no te rindas tan pronto, si la única esperanza de la familia es tu hermano, estamos en problemas.

Bien, puede ser que los haya asustado un poco, me había escondido desde que Becca Jones había revelado el falso enamoramiento a Alexander Williams.

—¿Hay pastel? —pregunté luego de soltar un resoplido exhausto, mi madre sonrió grande y se levantó, sacudiéndose la pollera tubo color negro que vestía.

—Sí, puedes comer todo el que quieras. Ahora, tengo que apresurarme a saludar a tu hermano antes de que se entere que te felicitamos primero y saque la conclusión de que eres la favorita —contestó amable, guiñándome y encaminándose a la salida.

—Mamá —la llamé reincorporando y acomodándome en la cama con vagancia. Ella me analizó expectante a la vez que tomaba la manija—. Sabemos que no es tan inteligente para sacar conclusiones.

—Por eso eres mi favorita.

Dicho esto, se retiró del cuarto dejándome en mi soledad vergonzosa. Cerré los párpados con fuerza y me froté la cara con las palmas, en un perezoso intento de despabilarme. Estirando las piernas, encajé cada uno de los pies respectivos en las pantuflas rosadas en el suelo y me paré.

Mi cumpleaños número 17, que alegría.

Salí del dormitorio de mala gana y bajé las escaleras de a zancadas, mis padres habían decorado la sala; algunos globos de colores, un par de guirnaldas y un gran cartel pegado a la pared. Me pareció tierno y dudé si tomarle una foto y publicarlo en algún lado, descarté la idea al instante, no quería dar señales de mi existencia. De esa forma, Alexander no sabría que me ocultaba dentro de mi casa.

El sonido del timbre retumbó y doblé el cuello hacia la entrada, Killian apareció corriendo a la planta baja, acelerado por ser el primero en arribar.

¿Por qué tanta repercusión por la llegada de alguien? Simple, el famoso abuelo Ricky tenía una tradición; premiar con dinero a la persona que lo recibiera antes que el resto. Razón por la cual, las guerras con mi mellizo se intensificaban en las fechas festivas.

—¡No! ¡Yo quiero! —vociferé, trotando a Killian y empujándolo contra la pared, provocando que choque contra una repisa.

—¡Hija de...! —gritó molesto, tomando un pedazo de mi cabello y jalándome hacia atrás.

UncoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora