CAPITULO 14 - Parte 3:LA PETICIÓN

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Era la primera vez que Shiro pisaba la biblioteca de la academia. Se paseaba por los pasillos fingiendo buscar algún libro en las estanterías de madera que formaban pasillos. Al final de éstos, había un gran espacio con mesas donde los estudiantes se sentaban a leer. Shiro cogió un libro al azar y se dirigió hacia una de las mesas, donde se sentó. Junto a él, Lance leía concentrado un libro sobre salud mágica. Tan concentrado que ni se percató de quien se trataba.

Shiro carraspeó para llamar su atención pero no recibió su respuesta, así que decidió hablarle sin más, dejando de lado el orgullo. Se acercó y le susurró en el oído para no molestar a los demás.

—Eh, comecocos.

Lance se giró y lo vio a escasos centímetros de su cara. El calor le coloreó las mejillas de rojo y de los nervios no pudo mencionar palabra alguna.

—¿Qué te parece si tú y yo formamos pareja?

—¿Qué? —preguntó él aún más nervioso.

—Quiero decir, para el trabajo que nos ha mandado tu madre —contestó Shiro percatándose de su nerviosismo—. Verás, necesito aprobar y tú eres otro cerebrito como Tharja, así que...

—Va... vale.

—¿En serio? —preguntó incrédulo—. Muchas gracias.

Uno de los alumnos que estaban sentados en la misma mesa les lanzó una mirada seria y puso un dedo sobre sus labios, pidiendo silencio.

—¿Cuándo quedamos? —preguntó de nuevo Shiro en un tono más bajo.

Antes de poder responder Lance, aparecieron Owain y Rinka acercándose a ellos. Al verlos, Shiro se alejó considerablemente de Lance.

—Necesito pedirte algo —le susurró Rinka a Lance.

—Lo siento, ya se lo he pedido yo —dijo Shiro.

Rinka frunció el ceño y lo miró sin entender a qué se refería. Varios alumnos en la biblioteca les mandaron a callar con un 'shhhh' al unísono.

—Hablemos en otro sitio, por favor.

La conversación continuó en la habitación de Rinka y Shiro.

—¿Es necesario que nos siguieras? —le preguntó Rinka a Shiro, que disimulaba recogiendo cosas de la habitación y ordenándolas.

—Oye, yo estoy en mi habitación tan tranquilo.

—Es igual —repuso ella dejándole de prestar atención a su compañero—. Lance, necesito pedirte algo muy importante.

—Dime, ¿en qué te puedo ayudar?

—Sé que en ocasiones puedes neutralizar el funcionamiento de la tecnología con tus poderes.

Cuando Rinka dijo aquello, Owain recordó cuando habló con él y las luces del pasillo comenzaron a explotar mientras él se quejaba de dolor.

—Lo siento, es que cuando me duele no puedo evitarlo.

—No, no es eso. De hecho —continuó—, necesito de esa habilidad tuya para una misión importante.

—¿Qué misión?

—Necesito que me acompañes a la prisión federal y neutralices la tecnología de allí.

—¿Estás loca? —exclamó Shiro, que finalmente decidió intervenir—. No puedes pedirle eso.

—¿Y para qué quieres que haga eso?

—Necesito sacar a Aizen de la cárcel. Sino, lo ejecutarán. Por favor —suplicó—. En el fondo es buen chico, no merece morir por culpa de esa mujer. Y tú solo tendrías que hacer eso. Del resto me encargaría yo.

—No sé Rinka... —dijo dubitativamente—. Es demasiado fuerte lo que me estás pidiendo.

—Lo sé —dijo ella arrodillándose ante él—. Pero eres mi única opción.

—De acuerdo.

Rinka se levantó de un salto y abrazó fuertemente a Lance.

—Pues yo también voy —dijo Shiro—. Necesito que éste vuelva sano y salvo. Tiene que conseguirme el aprobado.

—Yo también —agregó finalmente Owain—. No voy a dejarte ir sola a ese sitio.

Rinka se soltó de Lance y en esta ocasión abrazó a Owain y Shiro al mismo tiempo.

—Entiendo que yo pueda neutralizar la tecnología para evitar alarmas de seguridad y todo eso, ¿pero cómo vas a saber dónde lo tiene preso? ¿Y cómo vas a evitar al personal?

—No había pensado aun en eso...

—Quizás haya una persona que nos podría ayudar con eso... —sugirió Owain.

El Sello de CainWo Geschichten leben. Entdecke jetzt