CAPITULO 13 - Parte 5: EL CLAN DE LOS REPUDIADOS

57 4 0
                                    



Shiro agarró la pierna de Rinka y la tiró al suelo con facilidad. Ésta le lanzó la espada a Owain y la agarró con firmeza. Owain se acercó a Shiro y mientras éste se levantaba, le pateó el pecho haciendo que retrocediera. Owain sintió como si hubiera golpeado una muralla de ladrillos perfectamente alineados y reforzados.

—¡Shiro, ya basta! Vuelve con nosotros al Jardín —exclamó Owain.

Irina saltó el umbral acuático y se situó junto a Shiro, agarrándole del brazo como si fuesen una pareja paseando por el parque.

—¿Por qué no entendéis que Shiro no pertenece a vuestro mundo? —preguntó ella— No es como vosotros, pero tampoco es como un carente. Lo más parecido a él que puede encontrar somos nosotros, los repudiados. Situados en tierra de nadie en la pirámide social que los 'superiores' han decidido establecer.

—¿Por qué sigues repitiendo que Shiro no es como nosotros?

—Tan amigo suyo no serás si no te ha contado su verdad, ¿no, Shiro?

El cuerpo de Shiro temblaba del esfuerzo que hacía para liberarse de la magia de Irina. Apretaba la mandíbula con fuerza y cerraba el puño en su mano. Era lo más que podía hacer en contra de la voluntad de esa chica. Pero no podía dejar que Irina revelase a sus amigos la verdad sobre él. Tenía que ser él mismo quien se lo contase algún día.

—Veréis —dijo Irina andando en círculos alrededor de Shiro—. Hace un año más o menos, creé al Shiro que conocéis hoy en día. Antes de eso, era solamente un Carente.

Del ojo rosado de Shiro brotó irremediablemente una lágrima.

—Todos los magos somos considerados Carentes antes de que se manifieste nuestra magia.

—No lo entiendes —aclaró Irina—. El nivel mágico de Shiro al nacer no llegaba ni a un diez por ciento de la capacidad de un mago, lo que le convierte en un Carente de pura cepa.

—Eso no es posible —dijo Owain—. Si Shiro usa la magia de materialización quiere decir que nació siendo mago aunque tardara en poder usarla.

—No he acabado —interrumpió ella—. Shiro y yo nos conocimos y nos enamoramos hace un año y medio. Él odiaba a los magos por encima de todo y cuando se enteró de que era una de ellos, me dejó. Diréis que era muy obvio por el color de mi pelo, que delata mi origen. Pero para ese entonces, me teñía el cabello... por miedo —especificó—. Como no pude aceptar la ruptura, decidí buscar ayuda y busqué información. Encontré un grupo de gente que decían poder transformar un Carente en mago, aunque con muy pocas posibilidades de sobrevivir. Así que los guié hasta Shiro y... voilá.

—¿Quieres decir que Shiro es un experimento de unos locos? —preguntó Rinka confusa.

—Estás mintiendo —dijo Owain.

—¿Véis esto? —Irina giró ciento ochenta grados a Shiro, que seguía intentando liberarse, enseñándoles la espalda. Irina señalaba un punto concreto de su piel, cubierta por la tinta de su gran tatuaje, que parecía tener una cicatriz—. Aquí fue donde hicieron la operación, por eso su espalda es su punto débil. La magia no consiguió alcanzar todo su cuerpo porque su espalda estaba siendo dañada en ese momento.

—Shiro... —susurró Owain.

—¿Entendéis ahora por qué Shiro no pertenece a vuestro mundo? No es un mago en realidad, pero tampoco es un Carente. ¿Qué creéis que pensarían los de vuestra estúpida academia si supieran que un impostor acude a sus clases? Seria rechazado y repudiado. Repudiado como nosotros.

—¿Cómo pudiste experimentar con él? ¿No lo amabas? —preguntó Owain con rabia.

—Deberías darme las gracias —contestó ella—. Si no fuera por mí, solo los Dioses saben a cuántos de vosotros hubiese matado.

—¡Cállate! Shiro es Shiro. Es mago en El Jardín y es mi amigo. Me da igual lo que fuera o cómo fuera en su día —repuso Owain enfurecido—. Devuélvenoslo.

—¡Nunca fue vuestro! —gritó ella—. ¿Por qué no lo quieres entender? En fin, da igual. Shiro, mátalos. Después, podremos seguir con nuestra vida.

Shiro se giró, con las mejillas empapadas en agua dulce y atacó de nuevo a Owain y Rinka.

El Sello de CainWhere stories live. Discover now