CAPITULO 7 - Parte 3: EL CUBIL

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Sin pensárselo dos veces, aun con la adrenalina recorriendo sus venas, Hawk se lanzó al ataque. Pero fue enviado a unos diez metros de distancia de un manotazo de la bestia. El polvo se fue disipando y pudieron ver con claridad que se trataba de un goblin, pero de un tamaño cinco veces mayor que el de uno normal.

Tharja se adelantó un poco, deslizó su dedo por la muñeca y luego lo dejó pulsado, activando una nueva función que hasta ahora Owain nunca había visto. La pulsera emitió una luz verde en forma de cono, proyectada hacia el gran goblin que tenía enfrente. Pronto la pulsera recibió un informe y lo identificó como un Goblin Alfa.

—¡Tharja! —alertó Mina.

Ella miró hacia arriba y pudo comprobar como el goblin alfa tenía la intención de golpearla con el tronco grueso de un árbol, que usaba como si de un bastón se tratase. Ella levantó un muro de viento, pero el impacto hizo que el muro se disipase como si fuera aire normal y corriente y el tronco avanzaba con la misma potencia. Shiro llegó a tiempo para abrazarla y rodearla con su cuerpo, recibiendo tal impacto que ambos fueron lanzados con tanta fuerza que atravesaron una pared de ladrillos y aterrizaron sobre un montón de escombros.

Scarl se lanzó al ataque de nuevo en su forma bestia y fue agarrado por el goblin, que empezó a estrujarlo.

—¡Scarl, regresa! —ordenó Mina. Y su espíritu de invocación desapareció en una tenue luz entre la mano del goblin.

—Yo... no puedo hacer nada —reconoció Rinka entre lamentos—. Yo sólo puedo golpearle, y no creo que mis golpes le hagan nada.

—Pero puedes conseguirme tiempo, ¿verdad? —preguntó Mina, agarrándole suavemente de un brazo, con la esperanza de recibir una respuesta optimista.

—¿Tiempo? Sí, claro. Eso sí creo que puedo hacerlo.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Owain sin apartar la mirada del goblin.

—Tú haz lo mismo. Dame tiempo. Alejadlo de mí —respondió ella en seco.

Tanto Rinka como Owain corrieron alrededor del goblin alfa, cada uno por un lado, haciendo que el monstruo no supiera a quien atacar, hasta que se giró completamente y dio la espalda a Mina, que se puso de rodillas y colocó ambas manos contra el suelo.

—Ya sé que hace mucho que no te invoco, pero te necesito —susurró ella con los ojos cerrados para concentrarse en su tarea.

—¡Perdona por haberme metido asi en tu habitación! —gritó Rinka para que Owain, que estaba a varios metros de distancia, lo oyese.

—¿Crees que es el momento? —preguntó él en el mismo tono.

—¡Puede que no haya más momentos!

Rinka se tiró al suelo para esquivar el tronco que servía como arma, pero pasó tan cerca que le rasgó el muslo derecho, el brazo derecho y la parte derecha de la cara. Ella emitió un quejido de dolor y Owain recordó que, aunque se cure casi al instante, el dolor lo sufre igualmente. Se acercó, la ayudó a levantarse, y juntos esquivaron con una voltereta un nuevo ataque.

—No te disculpes por eso. De hecho, me tendría que disculpar yo por haberme quedado dormido.

—Ah, no importa. No me molestó, me pareció incluso mono.

A Owain se le escapó una risita. Pero no tuvo tiempo de contestar a eso, porque la enorme mano del enemigo se disponía a agarrarle como lo hizo con Scarl, así que prendió la hoja y cortó la palma de la mano antes de que la cerrara y le aprisionara, haciendo que la retirara. Aunque le hizo daño, no sangraba. Su piel era mucho más gruesa y solo había rasgado la parte más superficial.

El Sello de CainUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum