5.1 Vernon

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No despegó sus ojos de la puerta ni un segundo, su madre aún dormida en la cama mientras que su hermana jugaba con un par de juguetes dentro de la habitación. No se quitaría de ahí, no se movería ni aunque se lo pidiesen, y es que ahí estaba él; afuera del cuarto y tarareando una vaga canción de cuna que nadie escuchó antes. Es por eso que ni siquiera parpadeó cuando los pasos dejaron de escucharse en el pasillo.

No abrir la puerta.

Menos a él.

Tocaron con tranquilidad, como una tarde en casa de su abuela, como si fuera una persona o un vendedor ambulante. No abrió, dejó que los golpes siguieran hasta que su hermana menor se levantó y caminó hasta él tomándolo de la mano, acompañándolo en su larga vigilancia mientras que su madre dormía.

Ella no los iba a cuidar, esas cosas ni siquiera le temían a la mujer adulta, la habían consumido por completo hasta volverla una frágil princesa durmiente sumergida entre pastillas y alcohol. Vernon no podía hacer más que verla caer y cuidar de su pequeña hermana. No veía un futuro ¿Qué pasaría despues? Llegó a preguntarse cuando encontró a su madre desmayada en las escaleras ¿Qué pasaría con los monstruos? Ellos ya no escapaban de nada, no importaba cuantas veces se arrodillara y pidiera por algún ser supremo que los rescatase.

Estaban tan perdidos.

Los golpes a la puerta se detuvieron.

—¿ya es bueno salir?— Preguntó Sofía.

—No— Respondió con un leve susurro. —Sigue ahí.

Él comenzó a reír. Se burlaba de ellos, o quizás de haberlos subestimado, Vernon no lo sabía bien, pero sus ojos no podían despegarse de la puerta.

—Vernon....— Voz tranquila. — ¿Cuánto tiempo vas a seguir escondiéndote de mamá?

Él. Él no era mamá.

—No eres mamá. — Pronunció firme. —Ella está dormida.

De nuevo aquella risa que le provocaba escalofríos. Tomó a Sofía con fuerza y le hizo una pequeña señal, la niña lo entendió y corrió a esconderse en el closet, tal y como lo habían planeado. Vernon elevó su mirada hasta encajarla en la madera, la risa escuchándose cada vez más profunda.

—¿no quieres dormir también? Debes estar cansado. — No respondió. —¿sabes Vernon? Creo que entiendes todo a la perfección, tu no me dejarás pasar, no abrirás la puerta aunque yo lo ordene, pero no puedes proteger a todos, y nadie puede protegerte a ti. Al final cada individuo decide por su propia mano, cada persona. Incluso con un arma en la cabeza.

Incluso frente a una ventana desde el segundo piso.

—¡Mamá!— Escuchó justo detrás de él, pocos segundos antes de ver a Sofía intentando alcanzar algo en el cielo desde la ventana, con su delgado brazo extendido hacia las nubes.

Justo antes de que ella trepara la ventana y saltara hacía mamá.

Sofía abrió la puerta. 

ÉL [Seventeen]Where stories live. Discover now