Capítulo 4

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Magnus se dejó caer en la cama, su espalda dolía por estar sentando en esa maldita silla terminando un maldito proyecto.

Había pasado exactamente un mes, y el no había hecho ningún maldito avance con Alec. Su madre había hablado con él a través de teléfonos desechables. La última vez le dijo que necesitaban verse, lo harían mañana sábado, cuando era su día libre y nadie estaba viendo lo que hacía, eso esperaba.

Una parte de él quería más que una relación de empleado-jefe, la parte que se negaba a ello, era la parte que sabía que todo saldría mal, que tenía que hacer algo para alejarse de ahí y de su madre. Por qué Alec era asombroso, era buen padre con Eli y cada vez que lo veía ayudándola con su tarea su corazón se derretía, y se rompía al mismo tiempo al pensar que podía lastimar a ambos.

Tenía que pensar en algo, tenía que encontrar pruebas sobre su madre estafando gente, la meterla a la cárcel. No le importaba, si con eso los dejaría en paz lo haría, ella nunca se había preocupado por lo que el sintiera o por lo que le pasara, ¿Por qué a él tendría que importarle lo que pasara con ella? Tal vez, si le decía todo a Alec le podría ayudar… tapo su cara ¿Por qué era todo tan complicado?

La puerta sonó con leves golpes y él se levantó quedando sentando, la puerta se abrió, Eli entro

-Hola changuito –Eli se acerco subiéndose a la cama.

-Mags ¿podemos hace un pastel? –Magnus frunció el ceño.

-¿Un pastel?

-Sí, para mi papá

-¿Es su cumpleaños?

-No –ella sonrió- solo porque es el mejor y lo quiero mucho –oh, el corazón de Magnus se derritió. Y sabia, definitivamente, iba a buscar pruebas en contra de su mamá y alejarla de Elionor.

-Eres una niña muy dulce –le hizo cosquillas y ella se rio. –No tengo idea de cómo hacer pasteles, pero podemos buscar en internet o hablarle a Catarina –Eli asintió.

-Que sea dé choclate –Magnus se rio.

-Chocolate, changuito.

-Choclate.

-Cho-co-la-te

-Co-cho-la-te –Magnus se rio de nuevo.

-Olvídalo, vamos –estiro su mano y Eli la agarro, ambos salieron de ahí.  



(…)



-¿Te gusta? –él le pregunto, Magnus sonrió asintiendo, pasando sus manos sobre el pecho donde el nuevo tatuaje de Ryan estaba, Magnus estaba encima de él, Ryan acaricio su cintura.  

-Si –se acercó a besarlo, Ryan se levantó quedando sentado con Magnus sobre él, Magnus se rio.

-¿Por qué no vienes a vivir aquí, conmigo? –Magnus se alejó, acariciando su mandíbula.

-¿En serio?

-En serio –Ryan sonrió.

-No creo que mi papás quieran, solo tengo dieciséis, tú tienes veinte, sabes que eso no les gustara.

-Puedo ser muy convincente cuando quiero, y esto –lo acerco más y Magnus se rio –es lo que quiero, a ti, todo tú. Magnus te amo, haría cualquier cosa por ti.

-Mmm ¿cualquier cosa?

-Si.

-¿Cómo callarte y follarme? –Ryan se rio.

DangerouslyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora