-¿Qué es lo que quieres? –Pregunto cuando ella entro a la habitación, con modos elegantes y sentándose frente a él, Magnus cruzo sus brazos.
-Guárdate ese tono para alguien más. A mí no me hablas así, soy tu madre –El rodo los ojos.
-No tengo ni el más mínimo respeto por ti, lo has perdido hace mucho tiempo. Y si vamos a hablar sobre eso, mejor me voy.
-No es sobre eso, –ella extendió un legajo hacia el, - Tengo un trabajo para ti, –Magnus miro el legajo, luego a su madre, no podía creerlo
-No… te dije que solo lo haría una vez, no más. No puede ser. –Se levantó de la silla, caminando lejos de su madre.
-¿Has hablado con Danna? –Magnus se detuvo, - por lo que se, está muy bien. –Se giró a ella
-No te atrevas…
-No me amenazes. –Ella se levantó de su silla molesta. –Vuelve y siéntate, para que diga lo que vas a hacer, si no quieres que nada le pase. –Señalo la silla, Magnus la miro. -¡Hazlo! –Y lo hizo. -Alexander Lightwood –Ella puso la carpeta frente a él, Magnus, saltando un suspiro, la agarro. –Es dueño de una de las más grandes empresas de inmobiliarias, Lightwood’s
-Nunca he escuchado de esas empresas… -Miro la foto y mierda, el tipo era perfecto, ojos azules y cabello negro, la perfección.
-Tiene una hija. –eso casi lo hizo suspirar con alivio, no tendría que seducir al tipo ni nada, seria tal vez mas difícil, pero haría bien a su salud.
-¿Qué es lo que tengo que hacer?
-Lo que hiciste la vez pasada. –Magnus la miro, que poco le duro la sensación de alivio.
-¿Es padre soltero? –Rogaba porque el hombre no fuera casado, no iba a ser un rompe hogares.
-Si.
-Bien. –Se levantó. - Y esta es la última vez. –Ella sonrió.
-Eso lo decido yo, cariño. –Se sentó en su gran silla. –Sorpréndeme y encuentra una manera sutil de acercarte a él y ganarse su confianza, lleva los papeles contigo. –Inspecciono sus uñas. - Mi consejo es que te ganes primero a la mocosa y luego a el. –Magnus camino a la puerta.
-Eres terrible dando consejos, como lo eres siendo madre. –Y salió de ahí.
En realidad el consejo era bastante bueno, y maldijo.
Cuando salio de esa casa y entro a su carro, su celular comenzó a sonar con el nombre de Cat en su pantalla
-Hola Cat.
-Hey ¿Qué es lo que ella quería? –Magnus suspiro.
-Ayuda con un negocio. –Mientio, bueno, no era tanto una mentira.
-¿Lo harás?
-No tengo opción, me acosara hasta que no lo haga. –Cat rio.
-Magnus, también necesito tu ayuda.
-¿Ha pasado algo?-Preguntó preocupado.
-Tendremos una junta y se les ha avisado a los padres recién, es posible que algunos no puedan venir por los niños, así que ¿podrías venir a ayudarme? –Magnus sonrió. No era la primera vez que el cuidaba a los niños del kínder donde Cqt era maestra, por suerte para ella, amaba a los niños
-Claro. No tengo más que hacer. ¿A qué hora tengo que estar ahí?
-Yo diría que ya
-Está bien, ya voy