Esclavo Inocente | Capítulo dieciocho

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Nota del autor: quisiera enviarles saludos a mis lectorxs más participativxs: @theLynchR, @LucianaLovaton4, @ValeskaTamariz9, cuando quieran pueden escribirme por WhatsApp, recuerden que tengo en mi perfil de wattpad mi número con su respectivo código de país para que no tengan problemas al agendarlo. Lean, voten, comenten y disfruten.

Narra T/N...

El desayuno se inundaba por extensos lapsos de silencio, era temprano y mi padre se denotaba algo extraño, como si tuviese algún tipo de preocupación encima. Verle de esa manera me genera ganas de reflexionar y tal vez, una parte de mi no quiera dialogar sobre el tema de mi madrina con él, todo por el miedo de enterarme de cosas que posiblemente no me gusten ni en pintura.

—Padre, necesito que cuando acabemos de desayunar hablemos, ¿podría ser en tu despacho? –la mansión contaba con un gigantesco despacho del cual era dueño mi padre, despacho que el mismo dueño casi no usaba.

—De acuerdo hija mía, sí podemos platicar en el despacho, no tienes idea de lo tanto que te extrañe –dice inocentemente.

No dudo el hecho de que yo también lo extraño cuando se marcha a su empresa central de negocios, pero hoy no es el momento adecuado para que él me brinde un cariño que nunca me dió, y menos con lo que diré. Al terminar un desayuno que para mi fue eterno, nos dirigimos a paso lento hacia el despacho de mi frío padre, él se sentó en su tan aclamada silla de escritorio, y yo a diferencia suya y por inercia, me senté en una de las dos sillas que se encontraban al frente de la suya, en medio de los dos nos dividía su imponente escritorio de madera fina, cuyo color era uno muy oscuro.

—Y bien, ya estamos en este espacio, ¿de qué querías hablar hija? –preguntó con su mirada fija, sin duda, se ve como todo un negociador profesional desde ese puesto, y más en el tono en el que dice las cosas. Tragué saliva por su dura mirada.

—De hecho, me quería tomar el atrevimiento de formularte algunas preguntas y quiero que las respuestas por tu parte sean con la más suma sinceridad –cambió su semblante serio a uno crédulo y tranquilo.

—¿Cuándo te he mentido hija? –en todo caso si no son temas importantes, sería lo suficientemente falso que un padre jamás le hubiese mentido a sus hijos, de alguna u otra forma está en nuestros genes el mentir, así solo sean pocas veces.

—Créeme que no te estoy cuestionando, pero esto es muy serio, por eso debes prometer que me contestarás con la verdad –se mofó de mi con una risueña mueca y unió sus manos por sobre el escritorio.

—De acuerdo, pregunta lo quieras.

—¿Por qué echaste a mi madrina de la mansión? –juraría que su ceño fruncido hacia cotilla al hecho de que de mi boca salía una tontería, pero no me debo dejar engañar tan fácilmente.

—Yo jamás... –la rabia me hizo interrumpirlo.

—¿Y por qué lo hiciste a sabiendas de que estaba enferma?

—¿De dónde has sacado tales patrañas T/N?

—Antes que nada quiero que respondas la primera pregunta y por favor, no me des excusas –se hallaba en un estado confuso, claro como no lo iba a estar si debido a mi tono serio y furioso se encontraba de esa manera. Si bien no le estaba gritando, no obstante, si le estaba diciendo las cosas en un tono fuerte y conciso, pero creería que si fuese una caricatura japonesa, de mis oídos y fosas nasales hubiera salido humo.

—No voy a responder a esas calumnias de tu parte.

—Padre tal y como la frase dice; "el que nada debe nada teme", ¿si no eres culpable por qué me cuestionas y te comportas extraño? Créeme que tu hija te tiene en un pedestal muy alto y que si usted no habla me temo que tendré que buscar las respuestas por mi propia cuenta.

Esclavo Inocente | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora