sixty five

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Zayn

Debería estar dirigiéndome hacia la consulta del psicólogo para la terapia que tengo programada hoy, sin embargo, soy consciente de que estoy dirigiendo mi moto hacia un lugar muy diferente, lejos de la bulliciosa ciudad en la que me veo obligado a introducirme cada vez que tengo una sesión con el doctor Bruce. No tengo intención alguna de aparecer por esa consulta, al menos no hoy; ha sido una decisión espontánea que he tomado en cuanto me he levantado, aunque tampoco puedo alardear de haber dormido demasiado. De hecho, dudo que haya dormido en toda la noche.

¿Cómo iba a poder conciliar el sueño si no paraba de pensar en April? Da igual las veces que cambiara de posición o las veces que me levantara para beber agua, mear o para fumarme un cigarro —único recurso que me queda para sobrellevar mejor el estrés al no poder ni beber hasta emborracharme ni fumarme un porro—, de algún modo u otro, volvía a la casilla de salida: ella. Es la noche más frustrante que he pasado desde aquella noche en la que, horas antes, Louis me había convencido de pedirle perdón a April por haberle hecho creer que la engañé y la encontré paseando con Mike. Jodido Mike.

Joder, todavía no sé ni cómo sentirme respecto a todo lo que ha pasado: si enfadado, molesto o triste. Mi cuerpo es una mezcla de emociones que me está volviendo, literalmente, loco en todos los sentidos. No puedo evitar estar jodidamente cabreado con ella por el hecho de que no se ha preocupado, ni tan siquiera un segundo, en intentar entenderme o en ponerse en mi situación para comprender un poco más el por qué de mi decisión. En lugar de hacer esto, envió a Harry, alguien que no tiene nada que ver en esta situación, para que me convenciera de acompañarla porque ella no quiere perderme, según las palabras que el rizado me dijo. Y eso es otra cosa que me enfada a niveles insuperables, incluso más que el hecho de que se haya comportado egoístamente.

¿Es que acaso ella cree que a mí me encanta la idea de perderla? ¡Por supuesto que no, joder! ¡Debería saberlo a estas alturas! No, no debería saberlo, debería tenerlo grabado en la mente con fuego porque creo que se lo he demostrado con mucha claridad el tiempo que hemos estado juntos. Pero ella y su maldita manía de pensar solamente en ella no podían faltar una vez más; cosa que provoca nacer la molestia en mí que no tarda en combinarse con mi enfado. Y justamente cuando estas dos sensaciones están por conseguir hacerse con el control de todo mi sistema nervioso, aparece la tristeza sin preámbulos, de repente.

Tristeza porque, al final, todo ha terminado como yo no quería que terminara. Porque se irá a Estados Unidos durante tres meses... Tres meses en los que no sabré nada de ella y será igual que la peor tortura que exista en el mundo para mí. Porque cuando le dije aquella noche en mi apartamento, antes de que ella me dijera que prefería ir despacio, que todo lo bueno de mi vida se va tarde o temprano, ha vuelto a cumplirse. Porque ya no me levantaré y la veré en la cocina desayunando y a punto de irse a trabajar; porque ya no la oiré cantar una y otra vez Ariana Grande mientras se ducha; porque, cuando abra mi armario para vestirme, no veré toda su ropa ordenada y ocupando la mayor parte; porque ya no podré irme a dormir con ella a mi lado, porque ya no podré ver su sonrisa, ni escuchar su sarcasmo al replicar algunas de mis tantas bromas, ni podré besarla cada vez que quiera sea donde sea, esté haciendo lo que esté haciendo. Porque ya no.

Resoplo sacudiendo la cabeza para evitar volver a hundirme en los mismos pensamientos que me han mantenido despierto y me concentro en aparcar la moto una vez que he llegado a mi destino, como si fuera la actividad más interesante que he hecho nunca, aunque es mi forma de tener a mi mente distraída por unos minutos; necesito toda la paz mental del mundo para poder sobrellevar lo que estoy a punto de hacer. Me bajo de un salto y me quedo observando durante un buen rato, en completo silencio y únicamente acompañado por el viento que me provoca escalofríos y que mi vello se erice ligeramente, el lugar que tengo en frente: el cementerio donde mi padre está enterrado. 

She » z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora