thirty seven

1.8K 121 38
                                    

April

No agobiarlo con muchas preguntas, no preguntarle nada sobre lo que ha pasado en la sesión a menos que él me lo quiera decir y no decirle cómo tiene que comportarse en la siguiente, son algunos de los consejos que Bruce me dio antes de comenzar con la sesión de Zayn. Y desde que salió de ella, he intentado llevarlos a rajatabla.

Bruce es uno de los mejores psicólogos que conozco y que tiene gran reputación. Lo conozco gracias a las frecuentes cenas que mis padres organizaban con personas de alta categoría. Además, fue el mismo que llevó a cabo nuestra terapia familiar, que resultó ser nefasta y tuvimos que dejarla porque no estábamos consiguiendo nada. Y en realidad no fue culpa de Bruce, fue más bien de Luke, de mis padres y mía porque no pusimos ningún empeño por arreglar las cosas.

— ¿Estás bien? —sin embargo, quiero saber cómo está. 

— Sí, sí —me asegura con una sonrisa y me tranquilizo.

— Me alegro —le devuelvo una sonrisa nerviosa—. No sabes lo contenta y orgullosa que estoy de ti. 

— Gracias —por su forma de contestar, está más que avergonzado, así que decido callarme a pesar de que de me gustaría decirle lo mucho que significa este gran paso para mí.

Nos dirigimos hacia la salida en completo silencio, roto únicamente cuando me despido de la recepcionista. Es muy amable y las veces que he tenido que venir aquí, me ha tratado con mucha dulzura. Lo valoré mucho en su momento porque venir aquí me imponía muchísimo, es por eso que entendí perfectamente los nervios de Zayn.

En cuanto salimos a la calle, no sé si preguntarle qué planes tiene pensados para hoy o si sigue en pie quedar por la noche. No quiero agobiarle más de lo que ya he conseguido haciendo que vaya al psicólogo. Además, no quiero parecer pesada o algo por el estilo; ni siquiera somos novios. 

Mientras observo cómo saca un paquete de tabaco de su bolsillo y se enciende un cigarro, reflexiono sobre este tema a fondo. ¿El que no seamos novios implica que podemos conocer a otras personas o que nos guste otras? Me agobio enseguida ante ese pensamiento. Si es eso lo que implica que estemos así, no creo que yo vaya a hacer uso de esa libertad. ¿Cómo voy a fijarme en otros chicos teniendo a Zayn en frente? Es inútil.

— ¿Tienes planes? —debido a mi cacao mental, al final ha sido él quien se ha lanzado a preguntarlo primero.

— Sí, tengo que ir al banco y a casa de Zoe —le informo sacando las llaves de mi coche, haciendo tiempo para que acabe de fumar.

— ¿Al banco? —frunce el ceño expulsando un poco de humo.

Creo que me podría pasar horas admirando a Zayn fumar y no me cansaría. La forma en que expulsa el humo, en que aspira para dar una calada, en que se lleva el cigarro hacia la boca es tan bonito y sexy de ver... ¿Por qué todo lo que hace me parece la octava maravilla del mundo? 

— Ah, sí... —contesto intentando disimular que me he quedado embobada mirándolo—. Quiero hacer algunos cambios.

— ¿Qué clase de cambios? ¿Añadir más dinero a tus tarjetas? —bromea y yo ruedo los ojos.

— No, gracioso —ríe ante la cara que le dedico—. Todo esto de mis padres me ha hecho cambiar y darme cuenta de muchas cosas. Una, por ejemplo, es que debo comenzar a manejar mi propio dinero. 

Se sorprende antes mis palabras, aunque no me extraña porque yo también me sorprendí de mí misma cuando ese pensamiento se apareció en mi mente. Puede que me cueste o que no lo consiga del todo, pero quiero empezar a conseguir la independencia que toda persona tiene a mi edad. 

She » z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora