She » z.m

fifty four

*Sparring: persona que ayuda a un boxeador a prepararse para su futuro combate. Son escogidos por el entrenador del boxeador y, normalmente, tienen las mismas características que el futuro contrincante del boxeador para que sea lo más realista al futuro combate. La práctica (que se denomina igual, sparring) consiste en boxear —con su debida protección siempre— con el "sparring" sin descanso hasta que el entrenador crea conveniente terminar. Entre los beneficios de esta práctica para el boxeador, se encuentra la mejora de sus reflejos, de su resistencia física, mide su capacidad de aguante ante los golpes, aprende a manejar el tiempo, a crear estrategias, a salir de una situación que no le favorece —por ejemplo cuando el rival le acorrala en un pico del ring— y otros muchos más. De paso, su entrenador ve sus puntos débiles y puede intentar eliminarlos con el entrenamiento.

*Pivotar: es una técnica de pies en el que un boxeador pivota sobre la bola del pie frontal y, simultáneamente, arrastra o barre el pie trasero hacia la izquierda o hacia la derecha. De esta manera, cambia el ángulo de su cuerpo. Es una maniobra común y de uso frecuente para evadir un golpe y, aún así, mantenerse en el rango de lanzar un contraataque. Se puede lograr un movimiento suave e impredecible y mantiene a tu oponente con la guardia baja. 

(os doy las definiciones porque son términos de boxeo que igual no conocéis y quiero que os situéis y que entendáis todo. De paso, aprendéis algo nuevo jajaja xx)

April

Mi mano derecha se dirige automáticamente, sin necesidad de que yo le dé la orden, a apagar mi despertador. Bostezo con pesadez mientras estiro mis brazos, mis piernas y mi espalda lo máximo posible para conseguir despertar tanto mi mente como mi cuerpo del todo sin perder ni un segundo más; me encanta dormir y como siga perdiendo tiempo estando tumbada, no me levantaré nunca.

Sin embargo, me permito el lujo de darme la vuelta para ver si Zayn continúa durmiendo o está despierto pero continúa en la cama antes de levantarme. La sorpresa me golpea con fuerza al no verle a mi lado como siempre y podría afirmar, aunque no tengo un espejo para comprobarlo, que debo de tener una cara de imbécil total mientras me hago mil preguntas. ¿Dónde está? ¿Es que se ha despertado ya y se está duchando? No, no oigo el sonido del agua caer.

La sensación de sorpresa es rápidamente invadida por la sensación de miedo, miedo de que le haya pasado algo, cosa que me hace tragar saliva duramente. Ayer me costó mucho tiempo conseguir que se tranquilizara, incluso le hice un té con ayuda de una receta que mi hermano me dijo hace tiempo y que, según él, alivia las tensiones con rapidez. Mientras se lo tomaba, seguía diciéndole que todo iría bien, que podríamos solucionarlo. Debo confesar que, a pesar de decirle esas palabras, yo seguía sin tener idea de cómo gestionar la situación pero era lo que él necesitaba escuchar. Finalmente, tuve una idea que, aunque me costará demasiado, funcionará.

Al terminar de bebérselo, Zayn me dijo que el té le había ayudado a calmarse y que el hablar conmigo también, por lo que me quedé más tranquila dentro de lo que cabe. Cuando fuimos a dormir, me quedé despierta durante un largo rato para ver si él conseguía conciliar el sueño o necesitaba algo, pero se quedó dormido sin mucho esfuerzo, lo que me reconfortó. Y, ahora, su lado está totalmente vacío; lo único que queda de él es su aroma. Espero que no haya hecho ninguna tontería o que esté bien... Por favor, solo pido eso.

Me levanto con agilidad y, contrariamente a lo que hago siempre, no me dispongo a prepararme ni a vestirme. Mi foco de atención está ahora en encontrar a Zayn y comprobar que está bien. Con pasos rápidos y a una velocidad impropia de una recién levantada —y más de una que es muy dormilona, como yo—, consigo encontrarle en la cocina. Doy un suspiro de alivio total al verlo en frente de mí. Se está sirviendo una taza de café y por su cara, no ha dormido precisamente bien. ¿Cómo no he podido darme cuenta?